jueves, 20 de febrero de 2020

"Y SIN EMBARGO, SE MUEVE" (EPPUR SI MUOVE): LA HIPOTÉTICA FRASE DE GALILEO GALILEI EN REBELDÍA CON LA INQUISICIÓN

"Cuando se imprimió, el libro fue aceptado por la Iglesia y se había leído y estudiado por todo el mundo sin el más leve indicio de cualquier objeción alguna vez concebida en contra de sus doctrinas".

        Tal como informan los historiadores, resulta que en la época temprana de la postulación del modelo, los eclesiásticos estaban profundamente interesados en la teoría astronómica. No fue sino hasta 1616 (más de 70 años después de la publicación de aquel libro) que la teoría de Nicolás Copérnico se vio envuelta en una controversia y terminó siendo prohibida por las autoridades de la Iglesia Católica en el período del caso de Galileo Galilei.
        Y gran parte del contexto histórico fue durante el Renacimiento, como un hervidero de ideas que replanteaban la visión global de la realidad, de la cual la misma Iglesia no era ajena; entre cuyos doctores figuraban eminencias en filosofía natural, y que tomaban la teoría heliocéntrica como una hipótesis que podía contemplarse, siempre sin desbordar las fronteras de las matemáticas y la física, y sin poner en duda nunca la realidad convenida en las Escrituras, que para ello tenía Roma censores para revisar y la Inquisición para juzgar.

LA CONTEMPLACIÓN DEL DIOS ALTÍSIMO


Nicolás Copérnico (1473-1543) fue un importante monje astrónomo polaco prusiano, universalmente famoso por haber desarrollado la teoría del modelo heliocéntrico del sistema solar (también llamada Teoría copernicana, en su honor). Este modelo -que fue el primero en describir en términos científicos la manera en que la Tierra gira alrededor del Sol- se presentó en la obra "De revolutionibus orbium caelestium", en español: "De las Revoluciones de las Órbitas Celestes" (1543), la cual, dedicó al pontífice de Roma Paulo III dado que ambos eran allegados eclesiásticos y mantenían correspondencia mutua.
El primer conflicto relevante de este tipo, surgió a raíz de la promoción por Copérnico de su teoría de que la Tierra, en lugar de ser una superficie plana y el centro del Universo, era sólo una de entre una serie de pequeños planetas girando cada día sobre su propio eje y dando vueltas una vez al año alrededor del Sol. Copérnico era un sacerdote -el canon de una catedral- y era ante todo un religioso, más que un hombre de ciencia. Él sabía que los cimientos de la religión verdadera, fiel y efectiva no se establecen en cualquier tipología de descubrimientos científicos que puedan molestarlos o vulnerarlos. Sin embargo, fue perseguido no porque él fuera en contra de las enseñanzas de la religión, sino porque según su teoría, el hombre no era el centro del Universo y esto significó noticias desagradables para una gran cantidad de egoístas.

LA ENFATIZADA FE DE NICOLÁS COPÉRNICO


El mismo Copérnico, en el prefacio de su magna obra 'De Revolutionibus' se había anticipado a los malentendidos, escribiendo lo siguiente:

"No estoy tan enamorado de mis propias opiniones como para descartar lo que otros puedan pensar acerca de ellas [...]".

Copérnico sabía, como el Apóstol Pedro, que en la Biblia "hay algunas cosas difíciles de entender, que los ignorantes e inestables tuercen (como también tuercen el resto de las Escrituras) para su propia perdición" (2 Pedro 3:16). Pero, no sólo eran hombres religiosos los que se oponían a la Teoría heliocéntrica, sino también algunos profesores escépticos que decían creer solamente en cosas que se pudieran ver con los ojos. Entre estos escépticos, defensores de la física aristotélica de su tiempo, salieron a la luz personajes como Johannes Angelus -profesor de astronomía en Viena-, quien objetaba que los sentidos humanos 'contradecían' la teoría de Copérnico y la convertían en irracional, porque éstos no podían percibir el postulado movimiento de la Tierra.
Por otra parte, en su prefacio también, Copérnico escribió sobre el interés que había surgido en él para buscar una teoría alternativa a la geocéntrica. Él afirmaba abiertamente que fue Dios quien estableció las leyes del Universo en un mecanismo preciso y un diseño bien organizado. Ya adentrado en su obra, el mismo Copérnico expresó más a fondo su creencia en que "Dios había establecido el modelo heliocéntrico con Su sabiduría divina, y en esta línea de pensamiento". Es así como Copérnico percibía la obra de Dios manifestada en la Creación, lo cual, también le llevó a reconocer la obligación humana de adorar a Dios. Así que además de creer que el Universo ha sido forjado por un Creador sumamente bueno y ordenado, señalaba que Dios debía ser adorado. Sólo queda decir que el Creador al que Copérnico reconocía, ciertamente era el Dios del cristianismo; lo cual dejó entrever en su obra 'Narratio Prima' (1540) donde al describir la excentricidad del Sol, mencionó que él mismo esperaba la Segunda Venida de Jesucristo, como todos los cristianos.

Entonces la defensa de la visión copernicana en la misma Roma, por parte de un ya prestigioso y reconocido Galileo, forzó en 1616 a su amigo el cardenal Belarmino a la admonición de no divulgar la teoría heliocéntrica. Así lo hizo, retirándose a Florencia y manteniendo una buena relación con la Iglesia. No obstante, durante el pontificado del Papa Urbano VIII (con quien tuvo varias audiencias sobre ese asunto), redactó y llevó a censura su 'Diálogo sobre sistemas máximos', en el que como contenido fundamental, confrontaba los dos sistemas astronómicos planteando -siempre como mera hipótesis- una Teoría heliocéntrica combinable con la exégesis bíblica; pero, por error o dolo, Galileo tomó como oficial y completa lo que según la Iglesia era una revisión oficiosa e incompleta de su libro, publicándolo en Florencia en 1632.
Roma lo interpretó como un incumplimiento de lo proscrito en 1616, procesándolo con casi 70 años. En ese sentido, el proceso fue más por un acto de desobediencia que por la descalificación del sistema ptolemaico establecido y defendido por la Iglesia. Así, la defensa de Galileo versó más en acomodar la nueva Teoría heliocéntrica a la hermenéutica canónica, exponiendo el escrito como justamente lo contrario de lo que era acusado, que a desacreditar los hechos bíblicos relegándolos a una interpretación mítica o poética. De esta forma, su abjuración ante el tribunal de la Inquisición hizo que la sentencia, dictada en la Iglesia de Santa María sopra Minerva el 22 de junio de 1633, le condenara a arresto que llevó a cabo en su domicilio de Arcetri.

EPPUR SI MUOVE: VERDAD O LEYENDA


        Eppur si muove o E pur si muove (y sin embargo, se mueve; en castellano) es la hipotética frase en italiano que, según la tradición, Galileo Galilei habría pronunciado después de abjurar de la visión heliocéntrica del mundo ante el tribunal de la Santa Inquisición.
     Galileo Galilei (Pisa, Toscana;1564​-Arcetri, Toscana; 1642) mantuvo un enfrentamiento con la Inquisición romana de la Iglesia Católica, que se presenta como un ejemplo de conflicto entre religión y ciencia en la sociedad occidental. Asimismo, su trabajo se ha considerado una ruptura de las teorías asentadas de la física aristotélica. Fue astrónomo, filósofo, ingeniero, matemático y físico italiano, relacionado estrechamente con la revolución científica y un eminente hombre del Renacimiento.

       El escritor y viajero ilustrado, Giuseppe Baretti, afirmó que después de la abjuración Galileo pronunció la frase «Eppur si muove». Para Stillman Drake, no es verosímil que en ese momento en el que Galileo no se encontraba libre, era desafiante en extremo pronunciar ante el tribunal de cardenales de la Inquisición una frase que contradecía su abjuración.​ Para Stillman, si esa frase fue pronunciada, lo fue en otro momento.

         Apócrifa o no, la divisa se ajusta a Galileo Galilei por su actitud frente a la autoridad que representaba la Iglesia en las verdades de la fe, y frente a Ptolomeo y Aristóteles en las verdades de la ciencia; ambas verdades acordes con una visión del cosmos en el que la Tierra era el centro alrededor del cual rotaban el resto de cuerpos celestes, y no tanto por ser él quién hubiera planteado la alternativa -pues ésta es copernicana-, ni porque la autoridad eclesiástica (entre la que se encontraban amistades y protectores del mismo Galileo) impidiera su estudio o divulgación.
        En todo caso, independientemente que fuera susurrado en el tribunal que la Teoría copernicana era incontrovertible, hacía tan falso el retracto de Galileo como la Teoría ptolemaica. Así que en los años posteriores al juicio, ya debió ser frase comentada en sus círculos y reverberada hasta incorporarse a la tradición oral, y así lo demuestra una pintura española que ya en 1643 retrataba al genio de Pisa escribiendo en la pared de su calabozo su 'eppur'; obviamente imaginado, porque entre otras cosas, Galileo no llegó a estar en la cárcel. Empero, hay quien señala a la imaginación del periodista italiano Giuseppe Baretti como la culpable de que la historia recuerde a un Galileo a medio camino entre la valentía y la soberbia replicando al temible tribunal.

De acuerdo a Stephen Hawking, algunos historiadores creen que este episodio podría haber sucedido, después de transferir a Galileo de su arresto domiciliario bajo la vigilancia del Arzobispo Ascanio Piccolomini a "otra morada, en Florencia".​ Esa vivienda pudo ser, la Villa Il Gioiello, in Arcetri.
Hoy en día, la misma frase se utiliza en el lenguaje judicial con el fin de expresar que aunque se niegue la veracidad de un hecho, este es totalmente verídico.