viernes, 31 de mayo de 2019

LA EROTECA: LOS SUTILES MATICES CLAROSCUROS ENTRE LO ERÓTICO Y LO PORNOGRÁFICO

Hoy es viernes y, como los próximos, corresponde a la interesante y sugestiva sección intitulada "La Eroteca _click_SeX", donde desde diversidad de ángulos podrá aquí profundizarse en los entresijos de la sexualidad -y los sentidos y las sensaciones- para derribar límites, abrir mentes, desmontar mitos y borrar tabúes. Eso a través del arte. La pintura, la escultura, la música, la literatura (narrativa, poesía, filosofía), el cine, el teatro; y más.
Como preámbulo, a continuación se abordarán las dos formas de la exhibición del componente sexuado del ser humano: el erotismo y la pornografía y, por consiguiente, ese rango que separa ambos; cuando el primero está definido por un lujo sutil y elegante, alejado de las consideradas burdas y obscenas connotaciones que a veces implica lo pornográfico. Pero que hasta cierto punto, dentro del ámbito no se debe -o no se puede- prescindir de estas formas, bajo la premisa de una confortable intimidad y con la calidez de las voluntades siempre que deseen lo mismo.

DEL EROTISMO ACEPTABLE Y DE LA PORNOGRAFÍA ÉTICA


Y es que la verdadera lucha sale a flote cuando los acuerdos morales de lo decente o indecente entran en juego, dejando mucho de esto a la subjetividad de cada persona; en torno a su cultura, sus raíces, sus creencias y sus experiencias para emitir un juicio sobre ello.

Por un lado, el erotismo (que deriva de Eros el Dios del amor como la fuerza de cohesión entre los seres) es el enfoque estético que se le da a la sexualidad evocada, más precisamente al deseo y a todos los sentimientos que anticipan la actividad sexual y que después da lugar a la imaginación y la pasión dejando la situación en suspenso del qué es o qué pasará para después ser creativo. Se refiere, asimismo, al estado de excitación que surge de la incitación y de la insinuación y; por lo general, se trata de un sentimiento que se asocia más bien a la parte de la líbido y no al amor físico en sí.

Ahora bien, la pornografía deriva, del término griego "pornographos" que quiere decir literalmente "escrito sobre las meretrices"; es decir que originalmente la pornografía es la descripción de la vida, hábitos y costumbres de las prostitutas y sus proxenetas. Por eso la obviedad está entonces en ser explícitos con las relaciones sexuales y con la genitalidad, donde cualquier obra, escena o párrafo que tenga una pieza pornográfica son simples accesorios que conducen.
Pero tanto en el erotismo permisible como en la pornografía ética, para serlo, no debe existir de por medio una coacción o violencia de la voluntad de las personas participantes.

Ya luego, la línea que se tiende dentro de este universo sexual entre algo que puede ser aceptable o repugnante, son los derechos humanos. Significaría que el atentar contra una persona, no es pornografía, sino un gran crimen porque no hay erotismo con niños ni forzando a alguien a hacer lo que no quiere. Entonces, el límite irrebasable, es esa barrera que no permite que se dañe a uno mismo o a terceros.

NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE DECIRLE ALGO ERÓTICO Y/O PORNOGRÁFICO A QUIEN INTUYES QUE QUIERE ESCUCHARLO DE TI


Como ya se dijo, la división entre erotismo y pornografía es ponderantemente cultural. Porque lo que para una sociedad es erotismo, para otra puede ser pornografía. En todos los casos, no hay una objetividad que trace una línea divisoria.
Si bien el erotismo, al igual que la pornografía, representa al ser humano sexualmente activo; el primero deja todo lo que sucede liberado a una fantasía impredecible, mientras que el segundo, es una representación explícita y gráfica de la relación en sí misma.

Así, en los relatos o poemas eróticos se describen imágenes de la exterioridad del erotismo, cuando a muchos les interesa profundizar respecto al instante en que la exterioridad se une con el mundo interior; porque si sólo se describe lo exterior, se infravalora y se reduce la interioridad que también importa. De tal manera que si se piensa sólo en la imagen externa, todo se vuelve mecánico y aburrido.

La pornografía incluye todo tipo de material sexualmente explícito que se ofrece al espectador, lector u oyente y que tratan de provocar excitación. Se trata de cosas no aptas para niños ni menores de edad debido a que su contenido es demasiado evidente como para que puede ser exhibido ante cualquier público.

Y otra de las diferencias que podemos encontrar es que en las películas eróticas, la relación sexual puede ser fingida por los actores; mientras que en las películas condicionadas, el sexo entre ambos es completamente real ya que se puede observar la eyaculación con toda claridad.

Debido a todo esto, puede decirse que el erotismo visual es una especie de pornografía mucho más delicada y cuidada, ya que si bien se pueden ver escenas subidas de tono, los actores cubren sus partes íntimas o realizan las escenas detrás de un vidrio empañado o una cortina. En el caso del porno sucede diferente, pues los genitales de ambas personas son perfectamente visibles y las relaciones son totalmente reales. Y es que mucho del erotismo y de la pornografía comercial, es estereotípica, por lo que el reto es romper estereotipos y alcanzar lo que se ha ido perdiendo y que está ausente en lo erótico y pornográfico actual.

En base a lo anterior, este es el verdadero límite: lo que se vale o no en una relación, es de origen y procedencia inexorablemente cultural. Se vale atreverse a hacer lo que te piden y a plantear lo que tú desees, siguiendo esta coyuntura. ¡Se trata de explorar en lo habitual y a veces sorprender con lo extraordinario!

EXPERIMENTACIÓN VISUAL CON UN CUERPO DESNUDO


Ahora bien, la mente es  tan espectacularmente diversa que cada persona procesa de diferente manera todo lo percibido. De esta forma, al observar un cuerpo desnudo resulta que para unos es erotismo; para otros es etnografía, para algunos es pornografía y no falta quien diga que es anatomía. Y cada elección sería válida.
De lo que puede concluirse que de la sociedad particular donde cada quien se desenvuelva, dependen las perspectivas de cada individuo; lo que significa que debemos partir de nuestras limitaciones como entes sociales, cuando en algún momento -casi por inercia- debemos elegir entre el erotismo en la habitación del arte y la pornografía en el rincón de la obscenidad. Pero sin despojarnos de esa voluntad que en tal caso, haría lícita y justificada cualquier elección nuestra.