Bécquer amó mucho a una mujer que después
se encontraba ausente. De ahí surgió "Volverán las oscuras golondrinas", una de las más
conocidas obras del poeta español; perteneciente a su antología Rimas siendo
ésta, en concreto, la rima LIII (53) donde mostró la fugacidad de las
cosas y, en concreto, del amor.
En este poema, se hacen presentes todas las características
del romanticismo. Durante el transcurso de esas líneas puede percibirse que aquel hombre enamorado
evoca con desesperación, celos, tristeza y angustia el recuerdo del amor
perdido; y cuando nada es suficiente para describir su desolación, reclama que las
golondrinas, las madreselvas, las ardientes palabras de amor y todo puede
renacer, excepto el amor pasado y la fatalidad que hará imposible el
reencuentro. Entonces sólo le queda el hedonista consuelo y el bálsamo
tranquilizante de estar seguro que nadie conseguirá amarla, como él ha sido capaz.
Entonces recuerda aquellas golondrinas que
contempló junto a su amada y, eso es precisamente lo que las hacía especiales.
No eran ellas, sino el amor de las dos personas, que guarda este recuerdo.
Así que las cosas pasan y hay que vivirlas, porque van y vienen como las
golondrinas del poema.
"VOLVERÁN LAS OSCURAS GOLONDRINAS"
Volverán las oscuras
golondrinas
de tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a tus cristales,
jugando, llamarán.
de tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a tus cristales,
jugando, llamarán.
Pero aquéllas que el vuelo
refrenaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquéllas que aprendieron nuestros nombres...
ésas... ¡no volverán!
tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquéllas que aprendieron nuestros nombres...
ésas... ¡no volverán!
Volverán las tupidas
madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar
y otra vez a la tarde aún más hermosas
sus flores se abrirán.
de tu jardín las tapias a escalar
y otra vez a la tarde aún más hermosas
sus flores se abrirán.
Pero aquéllas cuajadas de
rocío,
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día...
ésas... ¡no volverán!
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día...
ésas... ¡no volverán!
Volverán del amor en tus
oídos
las palabras ardientes a sonar,
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará.
las palabras ardientes a sonar,
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará.
Pero mudo y absorto y de
rodillas
como se adora a Dios ante el altar,
como yo te he querido... desengáñate,
¡nadie así te amará!
como se adora a Dios ante el altar,
como yo te he querido... desengáñate,
¡nadie así te amará!