Toda legitimación se remite
a la propia condición humana. Sin embargo, la remisión a esa condición humana no
implica necesariamente la remisión al umbral del Creador, sino que se paraliza
en la consideración de la persona. Se dice que la ideación suicida debe ser tan
antigua como la existencia humana. Los primeros textos abundan en referencias a
los actos suicidas o a los claros deseos de muerte. La Biblia, por ejemplo,
registra una decena de suicidios.
En la antigüedad no
era raro el suicidio, según se desprende de los registros
históricos. Los escritos, los mitos, los poemas y las tragedias ilustran
también acerca de las prácticas suicidas, las ideas de muerte y las actitudes sociales
hacia la terminación de la vida por la propia mano. Y toda
teoría alrededor ha tenido una poderosa influencia sobre las ciencias sociales,
la ciencia política, el derecho; lo moral y lo religioso, desenvuelto todo ello
en una sociedad galopante.
"Preferiría
mi alma el estrangulamiento, la muerte más que mis dolores".
________
*Del
Libro de Job
Particularmente, en la vida del ahorcado se denota un hecho de depresión muy existencialista de
lo que existe, lo que es y; en sí, lo que los demás son, pero más aún de todo
lo que nos rodea. Un ahorcado posee una simpleza existencial
que arrastra consigo su frustración al hecho melancólico de su vida y
claramente, el modo de reflexionar sobre su pensar, objeta la expresión
disconforme haciendo una indagación profunda por querer delimitar su propio ser
y de tal modo verificar su sentimiento más triste: acentuadamente su egoísmo y esa
precariedad de una pasión por vivir, con una visión equivocada sobre su propio
yo.
En consecuencia, puede vislumbrarse el potente procedimiento mental donde las
características revelan una suerte de imagen que encuentra sentido: se trata de
un instante, donde un ser humano está suspendido en la horca y alcanza a mirar
lo que le rodea al tiempo que la cuerda que lo sostiene lo mueve
caprichosamente; un instante en el que también recuerda lo que ha sido su vida
y en el que, justo antes de morir, puede experimentar ese suceso compartido por
todo ser humano.
Al
tiempo, quizá, el lanzamiento de proclamas y manifiestos donde se expresan los sentimientos, las emociones, las intenciones; entonces viene la definición de declaración de
principios, hacia el hipotético receptor y la persona en sí.
--*-- O D
I O --*--
"Quiero
entenebrecer la alegría de alguien.
Quiero
turbar la paz del que esté tranquilo.
Quiero
deslizarme calladamente en lo tuyo, para que no tengas sosiego; justamente como
el parásito que ha tenido el acierto de localizarse en tu cerebro y que te
congestionará uno de estos días; sin anuncio ni remordimiento".
En
el retrato del hombre contemporáneo, hay un estado de represión interna. Un sentimiento
trágico de la vida del que una persona se ve encarcelada dentro una angustia
existencial por causa de sus miedos particulares y la presión social, lo que lo
lleva a poner punto final a un absurdo existencial; por medio de la muerte, a
fin de otorgarle sentido al sinsentido de la vida. Entonces sopesan en el
hombre, las relaciones del yo con el mundo y del yo consigo mismo. De modo que son los
temas centrales de la filosofía existencialista: ser para el mundo, ser con
otros y ser para la muerte.
Ya luego,
la conciencia breve se desvanece en la nada, que significa la muerte espiritual
y física. La vida del hombre es precaria, finita, siempre insegura, proyectada
continuamente hacia un porvenir lleno de riesgos y hacia la seguridad de la
muerte. El ser humano es ambiguo y contradictorio: puede ser protagonista de
acciones de noble desprendimiento, pero también, en el fondo de su corazón,
anida el egoísmo y la maldad. Parece ser axioma fundamental el de que la verdad
habita en el interior del hombre. Entonces se indaga al hombre y para lograrlo,
se recurre a todos los instrumentos que lo permitan sin la preocupación
demasiada en la coherencia para plantear, en este caso, que mediante el suicidio se pone
punto final a un absurdo existencial a fin de otorgarle sentido a aquello que parece no tenerlo.
De esta forma, la autenticidad humana no se busca en la rutina; sino en las situaciones-límite en las que el yo se forja y se pone a prueba y, de ninguna manera, por el mero hecho de estar viviendo instintivamente. Por otro lado, la configuración de la angustia, es una señal de alarma que avisa de alguna situación de posible fracaso existencial -o de una opción errónea- que podría conducir hacia una existencia hueca y sin sentido.
De esta forma, la autenticidad humana no se busca en la rutina; sino en las situaciones-límite en las que el yo se forja y se pone a prueba y, de ninguna manera, por el mero hecho de estar viviendo instintivamente. Por otro lado, la configuración de la angustia, es una señal de alarma que avisa de alguna situación de posible fracaso existencial -o de una opción errónea- que podría conducir hacia una existencia hueca y sin sentido.
Entonces
un rasgo más de la modernidad, es la visión anti-romántica y escéptica del
mundo existencialista. Se plantea la cuestión sobre el sentido del ser ahí de
su tiempo. Se emprende una indagación metafísica sobre el hombre -o ser con
otros y ser sí mismo-, en el corazón de una ficcionalidad marcadamente
existencialista; cuyo signo visible es precisamente esa modernidad que ha hecho
objeto de la vida vivida y que, por consiguiente, vale como expresión genuina de la vida
del hombre. Pero lo vemos abordado con un aspecto estructural, en donde lo
ficticio se esconde en lo real: los sueños se entrecruzan con las vivencias
ordinarias, las más desaforadas fantasías cohabitan con la cotidianidad más
palpable; constituyendo eso, lo que el ahorcado usa para proyectar un mundo
desintegrado, desquiciado, impregnado de pesimismo existencialista. Por ende,
lo que se pone de manifiesto son las tendencias agonizantes del romanticismo, el
modernismo y el realismo, respectivamente.
Lo
anterior resulta muy relevante, porque persiste un conflicto y una premeditada
distinción entre realidad, real y realidad imaginaria; en orden a alcanzar
afanosamente una mayor fidelidad con la vida del hombre, como lo corrobora. Un
tema que se maneja a partir de la inestabilidad, del desorden y la contradictoriedad que produce en tiempos actuales una exhortación a la
reflexión de una razón práctica de lo que nos rodea en el tiempo y espacio.
"Ahora
bien: en este momento yo he despertado. Fue así de improviso, como hacer luz,
como apagar la luz. Estiro la pierna, amigo mío, y veo en donde he despertado.
Éste es un cubo parecido a aquel en que todos los hombres despiertan. Se puede
ver aquí medianamente. Ya es de día. Ya es la hora de ayer, compañero. Está
todo en su sitio.
Pero
los párpados vuelven a cerrárseme, pero ya es la hora de ayer."
*Referencias amplias al mismo sitial de su
forma de ver la vida, tan aburrida y depresiva. "Vida del ahorcado" (novela subjetiva) de Pablo Palacio. (Loja, Ecuador 1906-1947).
"Yo
estaré aquí a mi manera y os encerraré en este cubo que tiene un sitio para
cada hombre y para cada cosa.
Estoy
viviendo la transición del mundo. Levántate, enciende algo, que estás
retardando el equilibro definitivo del mundo".
El ser
es vulnerable y lleno de conflictos en los que no hay esperanza de sobresalir de
esa tiniebla que lo envuelve. La sensación de angustia que posee, lo debilita
personalmente en muchos sentidos e influye en no poder proyectarse más allá de lo normal.
Pero
con todo, a veces ni el dolo de quien intente adentrarse es suficiente para
describir cómo se siente alguien a un paso de la horca, tratando de
desencadenar un sinnúmero de angustias existenciales: la melancolía, las frustraciones
y los desequilibrios que tras sus pensamientos ha impuesto en su existencia.
Finalmente,
la fundamentación es una realidad imaginaria que se prescribe muy
imponentemente, en una vida infausta en la que se proyecta de tal modo que todo
lo que lo circunda es malo. Lo que conlleva un desgarrador desenlace atentando
contra la propia vida.
Lo
más importante, reflexionar acerca de un posible sentido de crear una
estructura cíclica; que sería que esa vida del ahorcado no pertenece a un
hombre en particular, sino que se crea la idea de que todo ser humano es -en sí
mismo-, un ahorcado.
"Entonces
tuve por más felices a
los
muertos, porque ya están muertos,
que a los vivos, porque viven
todavía;
y consideré más feliz aún
al
que todavía no ha existido,
porque no ha visto las infamias que se
cometen
bajo el sol".
________
*Del Libro Eclesiastés.
*Del Libro Eclesiastés.