jueves, 13 de junio de 2019

QUÉ OCURRE EN TU CEREBRO CUANDO TE ENAMORAS SEGÚN LA CIENCIA

Diversos estudios han relacionado los efectos del amor con los de una droga, no sólo por las hormonas que se liberan, sino por las regiones del cerebro involucradas. Es impresionante saber que el cerebro, visto en estudios de resonancia magnética, luce muy diferente en el enamoramiento, cuando se ama a alguien y cuando se está en una relación de compromiso a largo plazo. Se dice que el enamoramiento es un período de tiempo único y bien definido. Y estos misterios de los procesos de nuestro cuerpo y las emociones, han llevado a que los científicos investiguen a fondo qué pasa en nuestro cerebro en todo tipo de escenarios, incluido el enamorarse.
Asimismo, el ámbito de la biología del amor, se ha dedicado a estudiar los cambios del cerebro en distintas etapas de ese sentimiento. "En el enamoramiento, tras el impulso emocional del inicio, se ponen en marcha los circuitos cerebrales de la confianza para consolidar el vínculo amoroso, y se silencian específicamente las áreas que crean distancias, aquéllas que se activan en estados depresivos o de tristeza", asegura una catedrática de Bioquímica y Biología Molecular. "Diálogos y silencios entre las neuronas atan a los enamorados por una doble vía: atrayéndoles al activar la vía de la recompensa emocional, y superando las distancias personales al desactivar la desconfianza", explica la experta.

La visión, la voz o el intelecto de la otra persona juegan un papel importante en este proceso: es importante para despertar y mantener el enamoramiento, ya que provoca una serie de emociones positivas que le llevan (a la persona enamorada) a empatizar, conocer los sentimientos e intenciones y ajustar las respuestas. Y, además, como dice el refrán "el amor es ciego"; porque esa emoción oculta los defectos del otro, acerca el uno al otro y hace desaparecer las distancias creando confianza.
Entonces la torpeza, la emoción, las manos sudadas y hasta el comportamiento obsesivo compulsivo típico de cuando estamos enamorados tienen su comienzo en nuestro cerebro.

EL AMOR SE ORIGINA EN EL CEREBRO


Siempre lo más común, es relacionar el amor con el corazón. Sin embargo, este sentimiento se origina en el cerebro. Habitualmente se vincula el amor con el corazón, ya que al término de una relación este órgano es el que más sufre; no obstante, el sentimiento se origina en el cerebro, específicamente en la zona de circuito de recompensa.
La zona del circuito de recompensa se encuentra debajo de la corteza cerebral. Allí se producen las emociones que llenan de placer, como la felicidad y el amor. Ésta también está conectada con el área que permite razonar y por esta razón, muchas veces el enamoramiento provoca hacer locuras, ya que actuamos "sin pensar".

El área de circuito de recompensas, además del amor, se activa con las drogas, que producen placer o sentimiento de euforia. Esto que involucra neurotransmisores, como la dopamina y serotonina. Empero, investigadores han dicho que el placer tiene su lado oscuro: al igual que la droga, el amor es adictivo.
Ya luego, al llegar al lado oscuro surgen los celos y el miedo a perder al ser amado. Cuando pasa esto, las sustancias positivas comienzan a producirse en menor medida. Cabe destacar que el circuito de recompensa no cambia con los años como otras funciones del cerebro. Las emociones que provoca esta zona no envejecen.

GUSTAR Y QUERER SON DOS PROCESOS DISTINTOS


Con todo, esta etapa de obnubilamiento debe dar paso a la claridad del amor, y no todas las culturas lo experimentan de la misma manera. Las diversas investigaciones han permitido confirmar que el 'gustar' y el 'querer' se procesan de forma separada en dos áreas del cerebro. Aunque las bases biológicas del enamoramiento son universales, las tradiciones influyen en la evaluación que el cerebro hace de la recompensa. Por ejemplo, los orientales, por muy enamorados que estén, sopesan la relación con más cuidado y toman en cuenta aspectos negativos más fácilmente que los occidentales.
   En cuestión de sexos también hay diferencias. Las mujeres emplean más la oxitocina, la hormona de la confianza, que además aumenta su nivel con el contacto físico y la mirada. Domina la empatía emocional. Por el contrario, los hombres usan más la vasopresina, que potencia la testosterona y facilita una empatía más racionalizada, y aumenta la detección de estímulos eróticos.

    Igualmente, la manera de afrontar los celos es distinta según el género: El cerebro femenino ante una situación de peligro de la relación, muestra el pánico y la inseguridad de ser desplazada emocionalmente. Sus niveles de oxitocina facilitan una cierta tolerancia espontánea por la traición sexual. En los varones, en cambio, se activan las áreas relacionadas con conductas agresivas y sexuales. Y la vasopresina tiene el efecto opuesto a la oxitocina: conecta las áreas del juicio y la emoción negativa, rompiendo la confianza y fomentando el deseo de confrontación física. La conducta se torna a violenta, especialmente si despierta la infidelidad sexual de su pareja.
   Hasta ahora, la mayoría de la investigación científica sobre el amor en el cerebro está asociada a la liberación de hormonas y neurotransmisores que pueden crear caos en nuestro sistema, así como nuestras emociones. A pesar de ello, la ciencia detrás del amor sigue siendo todo un secreto, ya que hasta ahora no se ha seguido la vida romántica -y por lo tanto los cambios en la química de su cerebro- de una sola persona durante toda su vida; así que, no hay una respuesta a ciencia cierta acerca de qué es el amor y todo lo que provoca en el órgano más complejo del cuerpo humano.