"Antaño,
si recuerdo bien, mi vida era un festín en el que se abrían todos los
corazones, en el que todos los vinos hacían torrentes.
[…] Logré
diluir en mi espíritu toda esperanza humana. Sobretodo júbilo, para
estrangularlo, hice el salto cauteloso de la bestia feroz".
El
romance entre dos grandes escritores, Arthur Rimbaud y Paul Verlaine, es la
historia amorosa que culminó en desequilibrio y hecatombe: un irracional ataque, la cárcel, más libros y nuevos horizontes literarios. 'Una temporada en el infierno',
es una obra en prosa que llevó primero el título de libro pagano. Fue escrito
cuando Rimbaud apenas tenía diecinueve años y luego de terminar con su
compañero sentimental, que lo hirió de un disparo. Ahí intenta
expresar su experiencia y fracaso como hombre y poeta a través de torturados
poemas, que tiempo después revolucionarían la poesía. Existió un amor hondo entre
ambos artistas pertenecientes a la realeza prosaica, y lo que empezó con una intensa
admiración, encauzó en excesos de sentimientos vesánicos y desenfrenados.
Paul Marie Verlaine nació en Metz, una ciudad en
el noroeste de Francia, actual capital de Mosela, en 1844 y murió en París en 1896. Fue un poeta lírico, correspondiente al movimiento simbolista. La familia provenía de la pequeña burguesía. Su padre -como el de Arthur Rimbaud-, era capitán del
ejército. Hizo sus estudios en París. Frecuentó los cafés y
salones literarios parisinos.
Su influencia fue grandiosa entre sus coetáneos y no hizo
más que crecer tras su muerte, tanto en Francia como en el resto del
mundo. En castellano, el modernismo no puede entenderse sin la figura de Verlaine.
La poética de varios distinguidos del ámbito hispánico como Rubén Darío,
Manuel Machado, José Martí o Pablo Neruda son consecuencia directa o indirecta
de la suya.
Por otra parte, Jean Nicolas Arthur Rimbaud nació en Charleville en 1854. También fue un
poeta francés. Abandonó la literatura a los diecinueve años para emprender un
viaje que lo llevaría por Europa y África. Finalmente, en 1891, murió en
Marsella (Francia) a la edad de treinta y siete años.
A su
modo de ver, el poeta debía hacerse vidente por medio de un largo e inmenso
desarreglo de todos los sentidos. Destaca como un alumno brillante y superdotado; obteniendo premios en literatura, lenguas y otras asignaturas además de vislumbrar notoriamente su devoción religiosa. Compone en latín fluido poemas, elegías y diálogos. Su orientación poética en algún período es la de los parnasianos (un movimiento literario francés posromántico de la segunda mitad del siglo XIX -contrario al carácter ensoñador e imaginativo, alérgico a la vulgaridad burguesa y el adocenamiento- que surgió como reacción antitética del Romanticismo de Victor Hugo, el subjetivismo y el Realismo Literario del que más tarde es distante). En vida, sus méritos no fueron
reconocidos, pero con posterioridad se abrieron paso entre las nuevas
generaciones.
DE LA ADMIRACIÓN MUTUA AL AMOR COMO PUENTE
En 1870, Paul Verlaine se casó con Mathilde Mauté, a quien
escribió 'La buena canción'. Al mes siguiente, la joven pareja empezó a vivir con
los padres de ella, fue entonces cuando Arthur Rimbaud aparece en su vida y
la cambia completamente. Se muda con ellos por invitación de Verlaine, que
era un respetado poeta que iba en ascenso, el cual había descubierto el genio
precoz del adolescente. Rimbaud fue convencido por su amigo Charles
Bretagne de escribirle una carta a Paul Verlaine, un eminente poeta simbolista,
tras no haber obtenido respuesta de otros autores. El joven envió a Verlaine
dos cartas con varios de sus poemas, que incluían 'Las primeras comuniones' y 'El barco ebrio' que era increíble. Verlaine quedó intrigado por el talento de
Rimbaud y, le respondió diciendo: «Ven, querida gran alma. Te esperamos, te
queremos». Junto a la epístola mandó un boleto de tren a París.
El
poeta llegó cerca del 15 de septiembre de 1871 siguiendo la invitación de
Verlaine y pasó a vivir con él y su esposa Mathilde, quien tenía diecisiete
años y estaba embarazada. Desde entonces Rimbaud no regresó al colegio. En
recopilaciones posteriores, Verlaine se refirió a él como «un joven con cabeza
de niño, cuerpo adolescente aún en crecimiento y cuya voz tenía altos y bajos, cual
si fuera a quebrarse». Para marzo de 1872 las provocaciones de Rimbaud, que
cuenta ya con diecisiete años, comienzan a causarle problemas. El joven poeta
llevaba una salvaje vida disoluta de vagabundo, embriagado de ajenjo y hachís.
Escandaliza así a la élite literaria parisina, indignada en particular por su
comportamiento, auténtico arquetipo del enfant terrible. A lo largo de este lapso continuó escribiendo sus contundentes y visionarios versos modernos. Sin embargo, el incidente con Étienne Carjat, un eminente fotógrafo de la época,
fue la gota que colmó el vaso: Rimbaud, en completo estado de embriaguez, hirió
al fotógrafo con una vara metálica. Para salvar a su amigo y tranquilizar a la
comunidad, Verlaine envió a Rimbaud de regreso a Charleville.
Rimbaud espera varios meses en su hogar y luego
regresa a París. En aquel instante, inicia con Verlaine una frenética y tormentosa relación
amorosa que los condujo a Londres en septiembre de 1872, abandonando así a su esposa e hijo pequeño (a quienes solía maltratar en extremo
durante los ataques de ira causados por el alcohol). Durante este viaje,
escribe una gran parte de la colección 'Romanzas sin palabras'. Vivieron en
una considerable pobreza en Bloomsbury y en Camden Town, donde sobrevivieron de
dar clases de francés y de una pequeña mensualidad que les daba la madre de
Verlaine. Rimbaud pasaba los días en el Museo Británico, porque «la calefacción,
la iluminación, las plumas y la tinta eran gratis».
En julio de 1873, viaja con Rimbaud a Bruselas (Bélgica)
huyendo
de los prejuicios y el escándalo. El 10 de julio de ese año, Verlaine dispara dos veces sobre
su joven amigo, que resulta herido en una muñeca. Un día, después de cambiar
de opinión, le pidió a Rimbaud que se alejara de él, pero éste hizo caso omiso y
lo persiguió para embriagarse juntos. Enloquecidos, se drogaron e intensificaron sus
comportamientos destructivos, y se desató la pelea que llevó a Verlaine a
dispararle a su amado hiriéndolo y diciéndole: "¡Te enseñaré a irte!".
Al revisar su herida, Rimbaud no pensó que fuera grave, así que dejó que
Verlaine y la madre de él lo llevaran a vendar y luego a la estación de trenes
para regresar a Charleville. Verlaine le rogaba que no se marchara, pero
Rimbaud se mostró inflexible. Comenzó entonces a comportarse de manera
incontrolable nuevamente y Rimbaud, temiendo por su vida, llamó a la policía.
Verlaine
fue arrestado y sometido a un humillante examen médico legal luego de que se
considerara y validara la comprometedora correspondencia y las acusaciones de la esposa de
Verlaine respecto de la naturaleza de la amistad entre los dos hombres. El juez
fue inmisericorde y, a pesar de que Rimbaud retiró la denuncia, fue
condenado por el juez Théodore t'Serstevens a dos años de prisión que cumple
primero en Bruselas y posteriormente en el nuevo penal de Mons. Durante su
estancia en la prisión (octubre de 1873 a enero de 1875) éste elabora la base
de un libro que no verá nunca la luz ('Carcelariamente'). Su esposa obtiene la
separación, tras un proceso iniciado en 1871. En prisión se convirtió al
catolicismo, en la madrugada, escribió de una 'mística noche'. De esta
conversión data probablemente el abandono de 'Carcelariamente' y la idea de
recopilar 'Sabiduría'.
Al salir de prisión, vuelve nuevamente a Inglaterra y
después a Rethel, donde ejerce como profesor. En 1883, publica en la revista 'Lutèce' la primera serie de los 'poetas malditos' (Stéphane Mallarmé, Tristan
Corbière, Arthur Rimbaud), una oda a 6 personas (uno de ellos él
mismo, pero con otro nombre) incluido Rimbaud, a quien venera entre líneas. Junto
con Mallarmé, es tratado como maestro y precursor por los poetas simbolistas y
decadentistas. En 1884, publica 'Antaño y hogaño', que marca su vuelta a la
vanguardia literaria, aunque el libro estuviera compuesto fundamentalmente por
poemas anteriores a 1874. Y que junto con 'Paralelamente' (1888) forman
parte de una gran antología.
Constantemente
Verlaine se debatió entre dos mundos opuestos: lo que sentía por Rimbaud -y sus vicios y
aficiones-, o la familia y tranquilidad con su joven esposa Mathilde Mauté de Fleurville.
Como era de esperarse, el amor entre dos hombres era mal juzgado en esa época,
sobretodo dentro de la élite parisina literaria a la que pertenecían, pero hacían caso omiso. Vivieron hundidos en sus vastas pasiones que viajaban en un carrusel
de emociones, precisamente lo que los inspiró a escribir sus poemas
definitivos. Para ellos fue una fase oscura de amor enfermizo que se convirtió
en el simbolismo que los caracteriza, con sus versos contundentes y avanzados.
Rimbaud
se retiró del universo literario al que estaba conquistando y regresó a
Charleville y se recluyó en la granja familiar para escribir la única obra que
publicó él mismo: 'Una temporada en el infierno', reconocida como
una de las creaciones líricas pioneras del simbolismo moderno, y donde incluye una
descripción de aquella 'menuda pareja', su vida con Verlaine -su 'virgen
demente', y el 'esposo infernal'-. En 1874 regresó a Londres en compañía del
poeta Germain Nouveau y escribió el fin de sus controvertidas 'Iluminaciones',
que incluyen los dos primeros poemas en verso libre.
Rimbaud
y Verlaine se encontraron por última vez en 1875, en Alemania, después de que éste recuperó la libertad y durante su momentánea conversión al catolicismo.
Del encuentro, Rimbaud contó en una carta que conversando por unas
cuantas horas «ya habíamos renegado de su Dios» y que Verlaine se quedó dos
días y medio antes de regresar a París. Previamente a su marcha, Rimbaud le
encargó a Verlaine sus manuscritos de 'Las Iluminaciones', pero para entonces
Rimbaud ya había abandonado la escritura.
A
partir de 1887, a medida que la fama de Verlaine crece, cae en la más negra de
las miserias. Sus producciones literarias de esos años son puramente
alimentarias. Entonces pasa el tiempo entre el café y el hospital. En sus
últimos años fue elegido «Príncipe de los Poetas» (en 1894) y se le otorga una
pensión. Prematuramente envejecido, muere en 1896, a los 51 años. Al día
siguiente de su entierro, varios paseantes cuentan un hecho curioso: la estatua
de la Poesía, ubicada en la plaza de la Ópera, perdió un brazo que se rompió
junto con la lira que sujetaba, cuando su coche fúnebre pasaba
por allí.
Indudablemente
ese vínculo entre estos relevantes artistas líricos fue una relación turbulenta
que les permitía, a partir de la destrucción como coyuntura, construir insuperables poemas. Se
admiraban de forma recíproca y eran sus propios motores de creación, donde la locura,
los celos y los sentimientos, inundan fehacientemente la obra de cada uno.