domingo, 6 de octubre de 2019

SAFO DE LESBOS, LA POETISA GRIEGA Y SÍMBOLO DEL AMOR-PASIÓN ENTRE MUJERES QUE OTORGÓ EL NOMBRE A LAS LESBIANAS

«Unos dicen que lo más bello sobre la oscura Tierra, son las tropas de jinetes. Otros, que la infantería, y algunos que un tropel de barcos. Pero yo digo que es lo que uno ama» escribía Safo.

Safo de Lesbos, fue la poetisa griega que expresó por primera vez en la serena espontaneidad y franqueza, el amor entre mujeres de una forma atónita y cautivadora para muchos. Es la primordial artista femenina de las letras del mundo occidental. Platón la llamó "Safo, la seductora" y "La décima musa", un detalle que la sitúa en un estatus de resonancia y admiración inalcanzable en el ámbito de la poesía; sin embargo, paralelamente ha sido criticada por otros, en virtud de que diversas sociedades posteriores han considerado -y consideran- el amor y la pasión de mujer a mujer, un sinsentido. También conocida como Safo de Mitilene o simplemente Safo (en griego, Σαπφώ; en eolio, Ψάπφω), está erigida como una escritora de autoridad de la época arcaica. Más tarde, los comentaristas griegos la incluyeron en la lista de 'los nueve poetas líricos'.
Los rasgos característicos de su antología son la naturaleza (calmada y dulce), la belleza de la mujer, el erotismo, las fiestas matrimoniales... todo ello aderezado por una sensibilidad y dulzura insuperables. Asimismo, la unión de lo terrenal con lo divino va muy ligada a Safo, pues la personalidad de ésta estaba influenciada por su dedicación a Afrodita. Se ha dicho que fue tan distinta a las otras: turbadora y frágil, a la vez cándida y deslumbrante; un conmovedor imán de pasiones. Sus compatriotas contemporáneos la alabaron con gran ardor y enamoramiento, ponderando que 'sus palabras venían mezcladas con llamas'. Y, si bien, está suficientemente probado que no fue una cortesana, hay frases dedicadas a ella ensalzando su castidad y su nobleza de alma. Sus versos, escritos en dialecto eolio, han trascendido gracias a su naturalidad y pureza.

Safo nació en Lesbos, isla griega cercana a la costa de Asia Menor, ahí el mar baña las orillas donde creció la autora de numerosas estrofas y creaciones bucólicas-líricas; con la excepción de un corto exilio en Siracusa (actual Sicilia), en el año 593 a.C. No se saben muchos datos biográficos sobre ella, y sólo se conocen algunos trozos extraídos de citas tardías (tradición indirecta) y de papiros. Casi todos sus poemas existen lamentablemente de forma parcial, por el testimonio de otros autores que los mencionan. Entonces acerca de su vida personal, únicamente hay tejidos hipotéticos y conjeturas. La mayoría de éstos derivan de interpretaciones de su cúmulo poético, del cual se cree que ha llegado menos del 10%; es decir, tan sólo 650 versos. Safo era anti-helénica. Su familia perteneció a la oligarquía local. Fue parte de una sociedad llamada tiaso (θίασος), que era una comitiva al servicio del dios Dioniso (dios olímpico del vino) que se entregaba a todo tipo de éxtasis y placeres.
Más adelante conforma la llamada 'Casa de las servidoras de las Musas', cuyo hermetismo dentro de las paredes, levantaba alrededor rumores morbosos relacionados con las supuestas prácticas sexuales que ahí se llevaban a cabo. En la búsqueda de expandir los derechos de las mujeres, originalmente era un centro de formación donde aprendían literatura, danza y arte; a recitar poesía, a cantarla, a confeccionar coronas y colgantes de flores, entre otras habilidades. A partir de sus poemas se ha especulado con que Safo se enamoraba de sus discípulas y mantenía relaciones lésbicas con algunas de ellas. Todo esto la ha convertido en una representación simbólica del amor pasional entre mujeres, aunque según el relato se suicidó por un hombre en un amor no correspondido.

Esta academia que fundó en Lesbos, ayudó con sus clases a muchísimas mujeres en el aprendizaje. Ahí se han subrayado las particulares inclinaciones sexuales de la poetisa, unos dicen que era lesbiana, otros que era bisexual. Safo de Lesbos cantó el amor hacia sus alumnas con desfachatez y sin tapujos, sobretodo a Atthi, protagonista de muchos de sus poemas más dolorosos:

De veras, quisiera morirme.
Al despedirse de mí llorando,
me musitó las siguientes palabras:
«Amada Safo, negra suerte la mía.
De verdad que me da mucha
pena tener que dejarte.» Y yo le respondí:

«Vete tranquila. Procura no olvidarte de mí,
porque bien sabes que yo siempre estaré a tu lado.»
Cierta leyenda, surgida de algún extracto inherente a la poetisa, narra la historia de Faón, un hombre atractivo del que se enamoró la mismísima diosa Afrodita. Según el mito, Safo, inducida por la diosa, se suicidó desde la roca de Léucade lanzándose al mar cuando su amor por Faón no se vio retribuido. Esta roca de la isla de Léucade era, al parecer, el punto desde donde se lanzaban al acantilado con frecuencia los enamorados para suicidarse. Otra versión afirma que Safo lo escribió como metáfora de una decepción amorosa, ya que en uno de sus fragmentos se describe como alguien que ha llegado a la vejez, y es incapaz de amar. Esta imagen de Safo atormentada por un amor no recíproco fue representada a menudo por los grandes pintores europeos del siglo XIX, que reflejan una visión romántica de Safo con el pelo largo apoyada en la roca.

Pese a todas las parábolas que giran en su entorno (que si enamoraba a sus alumnas, que si se casó, que si era un demonio según los escritores de la Edad Media, que si su familia era aristocrática) lo que se sabe seguro es que Safo se enamoró con una intensidad que vislumbró en sus poemas, los cuales, ya inmortales plasmaron la pasión entre mujeres en una faceta innovadora.

¿Arde de nuevo el corazón inquieto?
¿A quién pretendes enredar en suave
Lazo de amores? ¿Quién tu red evita,
Mísera Safo?
κὤττι μοι μάλιστα θέλω γένεσθαι
μαινόλᾳ θύμῳ, τίνα δηὖτε πείθω
μαῖς ἄγην ἐς σὰν φιλότατα τίς τ, ὦ
Ψάπφ᾽, ἀδίκηει;
Que si te huye, tornará a tus brazos,
Y más propicio ofreceráte dones,
Y cuando esquives el ardiente beso,
Querrá besarte.
καὶ γάρ αἰ φεύγει, ταχέως διώξει,
αἰ δὲ δῶρα μὴ δέκετ ἀλλά δώσει,
αἰ δὲ μὴ φίλει ταχέως φιλήσει,
κωὐκ ἐθέλοισα.
Debido al claro abuso que se hizo de su término y origen, con intención evidentemente despectiva, hoy día se llama lesbiana a una mujer homosexual. Es de imaginar a los lectores de siglos posteriores, invadidos ya por la moral y por subversiones colectivas y religiones, refiriendo a Safo entre cervezas: "Tsé, ¿has leído a la lesbiana esa?", "¡Libertad sexual le daba yo", "¡Seguro que se acostaba con todas!". Pues eso es lo que pensaban -y piensan-.

Su extendida y mitificada obra refleja solamente la visión de la estrecha atmósfera social en que ella vivía, que se reducía a sus alumnas y a su familia; y del cual no describe prioritariamente su estilo de vida, sino sus vivencias interiores. Esto hace que el talento literario de Safo carezca de una perspectiva histórica y crítica de la sociedad griega. La sensibilidad y delicadeza propias del orbe femenino son las protagonistas de sus poemas, sentimientos encontrados con su círculo de aprendices: como la envidia, el amor, la decepción, la alegría y la rivalidad; porque no son censurados, más bien son colocados en su pleno esplendor. El mundo sáfico es un mundo de mujeres, en el que la rudeza y la fuerza son descartadas totalmente de sus poemas aunque la figura masculina complementa algunos de éstos, quizá necesariamente como parte del poliedro.
Safo incrusta en sus poemas la pasión amorosa que se apodera del ser humano y que se manifiesta en diversas formas: como los celos, el deseo o una intangible nostalgia. Aquel singular e intenso contenido amoroso de sus líneas propició toda clase de habladurías y suposiciones sobre su vida. Sus versos se recitaban y se conocían en la Atenas del s. V a.C. Más tarde, en Roma, los poetas latinos elogiaron su poesía. Allí había bustos de la poetisa (cf. el discurso de Cicerón contra Verres, acusado de robar un busto de Safo).

Tuvo tantos críticos y detractores, como admiradores entre las sucesivas generaciones del lirismo, así griegas como latinas. Safo y su compatriota Alceo son reconocidos como los poetas más asombrosos de la poesía lírica griega arcaica, de la que Terpandro y Arión son precedentes. Son, además, los únicos íconos representativos de una producción literaria lesbia. Safo de Lesbos ha sido probablemente la poetisa más traducida e imitada de la antigüedad clásica.