lunes, 16 de septiembre de 2019

MIJAÍL BAKUNIN: LAS TENTACIONES DEL MÁXIMO IDEÓLOGO RUSO DEL ATEÍSMO Y AGITADOR REVOLUCIONARIO ANARQUISTA

         La ideología de Bakunin reposa en una coyuntura de implacable y severo materialismo. El hombre, ser material, nace en un mundo donde existen algunas grandes realidades inevitables y evidentes, a las que es preciso acomodarse; y varias abstracciones corporeizadas, inútiles y despóticas, que entorpecen la vida racional del ser, y contra las que es posible y necesaria la rebelión.
Las dos grandes realidades son la Sociedad y la Naturaleza. La Religión, con la Moral y la Iglesia como consecuencias principales, y el Estado, con la Ley y el Gobierno como resultantes más inmediatos, son las dos abstracciones esenciales que una parte de los hombres ha convertido en eficacísimos medios de oprimir y expoliar al resto de sus semejantes.

No cabe el evadirse a la Naturaleza, cuyas condiciones de relación con la Humanidad hay que conocer y observar estrictamente, si no se quiere ser aplastado por los hechos naturales al seguir éstos su curso lógico. Por lo que toca a la Sociedad, Bakunin la mira -igual que a la Naturaleza- como un hecho fatal, inmenso, ineludible, que no puede controvertirse ni definirse, ni como bien, ni como mal. Es simplemente, una realidad superior y anterior a todas las voliciones y a todas las posibilidades humanas.
         Como la Naturaleza, como la Vida misma, la Sociedad tiene que admitirse sin discusión. Así como al descontento de haber nacido en la Tierra no le queda ni aun la solución de arrojarse fuera del Orbe, al descontento de la Sociedad, como al descontento de la Naturaleza, y como al descontento de la Vida, no se le ofrece salida posible.

El anarquista verdadero no es, pues, un negador de la Vida, un enemigo de la Sociedad, un partidario de la Nada. El nadista, suponiendo que lo haya, no es precisamente el anarquista. Este, por el contrario, ama la Vida y la Sociedad y quiere la exaltación de ambas dentro de la razón y de la Naturaleza; luchando, en consecuencia lógica, contra las instituciones absurdas y antinaturales que niegan la Vida, constriñen la Libertad y convierten la Sociedad espontánea en un rebaño organizado por medios coactivos.
Entonces la razón que en principio asiste a Bakunin y a los anarquistas, resplandece, deslumbradora, en infinidad de casos. Es, por lo tanto, el Estado con sus consecuencias, Ley, Gobierno, Coacción, y no la Sociedad, lo rechazado y combatido por Mijaíl Bakunin.

RELEVANCIAS BIOGRÁFICAS


Mijaíl Alexandrovich Bakunin (en ruso Михаил Александрович Бакунинnació en Priamujino-Rusia, en 1814 y murió en Berna-Suiza, en 1876. Teórico político revolucionario fue uno de los fundadores del anarquismo, dentro del cual defendió la tesis colectivista y; crítica e intensamente, el ateísmo. Nació en el seno de una familia aristocrática. Hijo de un terrateniente de ideas liberales, Mijaíl Bakunin estudió en la escuela de artillería de San Petersburgo y llegó a ser oficial de la guardia imperial. Siguiendo el deseo paterno ingresó en la academia militar, pero abandonó la carrera de las armas en 1836. Enviado a una unidad militar en la frontera polaca, se ausentó sin permiso y a punto estuvo de ser juzgado por deserción. Tras abandonar el ejército, comenzó a interesarse por la filosofía, principalmente por la obra de los alemanes Fichte y Hegel y fue a estudiar dicha materia en Moscú y San Petersburgo.
      En 1840 viajó a Europa, obtuvo de su padre la autorización de salir al extranjero para estudiar en la Universidad de Berlín; en Berlín tuvo oportunidad de conocer las teorías de los neohegelianos de izquierda y de los socialistas utópicos franceses (Henri de Saint-Simon, Robert Owen y Charles Fourier). Más tarde se trasladó a Dresde, ciudad en la que publicó un periódico radical que se puede considerar su primer manifiesto revolucionario y donde entró en contacto con diversos círculos. Continuó viajando por Europa durante varios años donde por último, recaló en París; ahí residió entre los años 1842 y 1848 coincidiendo con pensadores revolucionarios como Alexander Herzen, Pierre Joseph Proudhon y Karl Marx.

         Tomó parte en las revoluciones de 1848 y 1849 en París y Alemania. Tras su participación en las insurrecciones de Praga y Dresde (1848), es detenido en Sajonia (1849) y condenado a muerte.
Detenido y condenado a muerte, la pena no se ejecutó y Bakunin fue entregado al gobierno ruso, que lo encarceló por siete años y en 1857 lo desterró a Siberia. Entregado a Rusia, el zar, que está al corriente de toda la actividad subversiva de Bakunin, ordenó personalmente que se le confinase de por vida en una mazmorra. Conmutada la cadena perpetua por destierro, según parece, el gobernador de Siberia, Muraviev, era primo de la madre de Bakunin y gracias a ello se le concedió un permiso para salir de allí; escapó en un barco estadounidense que lo llevó a Japón, luego a Estados Unidos y posteriormente, en 1861, se trasladó a Londres donde residiría cuatro años.

Desde esta fecha hasta su muerte, se dedicó a difundir el pensamiento anarquista por todo el territorio europeo. En 1864 fundó en Ginebra la Hermandad Internacional de la Democracia Social, organización revolucionaria que se disolvió al integrarse en la I Internacional, en 1867. En este mismo año se dirigió a Suiza, donde apoyó la Liga de la Paz y la Libertad a la que pertenecían personalidades como Giuseppe Garibaldi, Louis Blanc, Victor Hugo y John Stuart Mill.
En el II Congreso de la Liga, en 1868, él y su grupo se separaron de la Liga para establecer su propia organización: la llamada Alianza Internacional de la Democracia Socialista.

El programa de dicha Alianza, reivindicaba una serie de reformas que constituían la base de la doctrina política de Bakunin: la supresión de los Estados nacionales y la formación en su lugar de federaciones constituidas por libres asociaciones agrícolas e industriales; la abolición de las clases sociales y de la herencia, la igualdad de sexos y la organización de los obreros al margen de los partidos políticos. A fines de año, Bakunin se mudó a Ginebra.
En 1869 la Alianza se unió a la Internacional Obrera. En la Iª Internacional Bakunin emerge como líder de un importante bloque, en oposición a Karl Marx. El enfrentamiento concluyó con la expulsión de Bakunin.

En 1870 fundó el Comité para la Salvación de Francia, asociación que dirigió la insurrección de la Comuna de Lyon. Durante la  Internacional, las diferencias entre sus ideas y el autoritarismo de Marx llevaron a la expulsión de los anarquistas del seno de la organización durante el congreso de La Haya, celebrado en 1872. En 1874 participó en un fallido intento de insurrección en Bolonia. El final de su vida lo vivió en Suiza sumido en la miseria.
Mijaíl Bakunin pasó sus últimos años en Berna, viviendo pobremente y sin más aliento que la correspondencia que mantenía con pequeños grupos anarquistas. Falleció el 1 de julio de 1876. Expuso su pensamiento en una voluminosa obra, y fue su discípulo James Guillaume quien, entre los años 1907 y 1913, en París, se encargaría de recopilar y editar todos sus libros. Del conjunto de su voluntariosa obra destacan 'El llamamiento a los eslavos', que denuncia a la burguesía como fuerza intrínsecamente antirrevolucionaria y propugna la creación en Europa Central de una federación libre de gentes eslavas y 'El catecismo revolucionario'.

Asimismo de los numerosos escritos recogidos en los cinco volúmenes de sus obras completas cabe destacar, entre otros, los agrupados bajo el título 'La revolución social en Francia' (1870-1871), 'Estatismo y anarquía' (1873) y su obra más conocida, escrita entre febrero y marzo de 1971 y publicada por El Viejo Topo, 'Dios y el Estado'.
El cúmulo de ideas de Bakunin presenta dos aspectos fundamentales: destructivo-negativo, el uno; constructivo-positivo, el otro. Al primero pertenece la labor de crítica religiosa y la de lucha revolucionaria contra el Estado, que no es la Sociedad, sino sólo una de sus formas históricas y; por ende, la más brutal y abstracta. No obsta que, en alguna ocasión, el Estado quiera el bien general y trate de imponerlo. También contra este bien hay que luchar, porque no es bueno nunca lo que de grado no se acepta y de corazón no se ama. De modo que, en todos los casos, el deber del revolucionario, del anarquista, está en combatir todas las manifestaciones estatales y demoler todas las instituciones que emanen del Estado, sin dejar jamás de atacar, a la vez, el 'estatismo espiritualista' que todas las confesiones religiosas pretenden imponer a sus creyentes. Despedazar la Religión y el Estado para manumitir, moral y materialmente, a todos los hombres, es el objeto.

La parte constructiva del anarquismo, se refiere a la reorganización social en la Anarquía. Mijaíl Bakunin rebate la teoría de que, hecha la Revolución, sea un número determinado de hombres el que se encargue de reconstruir la Sociedad. La creencia bakuninista es muy otra, y propugna la conveniencia de dejar al pueblo dueño de sus destinos, para que él mismo, siguiendo sus propios sentires, al margen de toda imposición, de toda dictadura permanente o provisional, se trace sus normas de conducta y se organice como bien le parezca. "Que todas las pasiones se exacerben, que se desencadenen todos los instintos -decía Bakunin- Y de ese temporal humano saldrá la armonía del porvenir".
En todo lo anterior, expuestas quedaron las ideas principales de carácter práctico que distinguieron e individualizaron la ingente personalidad filosófica de Bakunin. Finalmente, está la transcripción de las palabras con que el gran agitador define las aspiraciones supremas del individuo en su marcha ascendente de la fatalidad ciega al libre albedrío, de la Autoridad (autocracia) a la Libertad (acracia):

"Insignificante y perecedero, gota impalpable en el mar sin orillas de la evolución universal, con dos eternidades desconocidas, detrás una, delante la otra, el hombre activo, pensante, consciente, reposa, orgulloso, en el sentimiento de la libertad, que él mismo se labra, alumbrando, libertando, revolucionando al mundo que le rodea. Este es su consuelo, su premio y su paraíso... Su palabra postrera, su pensamiento más profundo sobre la unidad del Universo, será el sentimiento de la 'eterna transformación universal', esto es un movimiento sin principio ni fin, ilimitado. Lo opuesto a cualquier clase de providencia, la negación absoluta de Dios".