miércoles, 14 de agosto de 2019

ZEUS Y LA DIOSA HERA EN EL REINO DEL CIELO. DE LA IRA Y LAS INFIDELIDADES

Zeus vivía en el monte Olimpo con la diosa Hera y muchos otros dioses. Allí se celebraban los consejos entre dioses y también los grandes banquetes. A aquéllos que podían sentarse a la «alta mesa», como se le llamaba a la mesa de banquetes divina, se les conocía como los dioses mayores.
Hera, la reina de los dioses olímpicos, era la esposa y hermana de Zeus. Tenía pocas -o ninguna- cualidades redentoras. Nunca olvidó una lesión. Y aunque pudo haber sido físicamente dotada de belleza, su personalidad vengativa quizá la hacía menos atractiva.

La diosa Hera se caracterizó por ser una esposa celosa, y se peleaba con frecuencia con Zeus por sus relaciones extramatrimoniales e hijos ilegítimos. Por esta razón, Hera fue conocida por castigar a los maridos infractores.

Ella no tenía ningún concepto de justicia, cuando estaba enfadada o celosa; no podía perdonar a las mujeres con las que Zeus tenía relaciones sexuales, incluso si eran inocentes de haber hecho algo malo.

Hera castigó a uno de los intereses amorosos de Zeus, Lo, poniéndola a cargo de Argus. Argus tenía cien ojos y la vigilaba para que no pudiera venir en su ayuda. Convirtió a Calisto en un oso, porque él se enamoró de ella. Arregló la muerte de Sémele, otra de las conquistas mortales de Zeus, aunque no la causó directamente. Así como nunca perdonó a Hércules por ser el hijo de su esposo en la ilegitimidad, pero cuando Hércules murió y fue llevado al cielo, él y la diosa del Olimpo se reconciliaron. En algunas historias, fue por orden de la diosa Hera que Dionysus fue despedazado.
Entonces se consideraba la protectora de las mujeres, presidiendo los matrimonios y los nacimientos.

Aunque Zeus era el dios soberano y más poderoso en su reino, también gobernaba junto a la diosa Hera. Zeus llevaba siempre consigo la égida (el escudo impenetrable que podía transformarse en varias cosas conforme su dueño lo necesitara) y el rayo, el trueno y el relámpago fueron sus armas preferidas, con las que por igual atacó a sus enemigos y se defendió de ellos.

A Zeus también se le reconoció como el padre de hombres y dioses, el prudente, de amplia mirada -porque todo lo podía ver- y el conocedor de todos los inmortales designios. Muchos se refieren a él como el crónida, es decir, el hijo de Cronos. Zeus regía los cuerpos celestes: los planetas, las estrellas, las constelaciones y todo lo que se encuentra en el cielo. Además ordenaba las leyes, hacía cumplir los juramentos y dictaba los oráculos.
Zeus también controlaba muchas de las fuerzas de la naturaleza, como la lluvia y algunos vientos. Era muy sabio, y también muy enamoradizo. Le gustaban las mujeres hermosas -ya fueran diosas o mortales- y como disfrutaba de la compañía de ellas, tuvo numerosos problemas por los celos de su esposa. La diosa Hera, además era la diosa del amor familiar y los hijos y se molestaba mucho con Zeus cuando éste le era infiel.

EL MATRIMONIO DE LOS DIOSES


Cuenta la mitología que después de que Zeus desterró a su padre Cronos, se dirigió a Cnosos para cortejar a la diosa Hera. Ella nunca le puso atención, y por eso un día usando sus poderes divinos se transformó para acercarse. Zeus la engañó entonces disfrazándose de cuco enlodado, Hera se compadeció y lo recogió del suelo con nostalgia y se lo puso en el regazo para calentarlo, y cuando lo colocó dulcemente en su seno, entonces Zeus volvió a su verdadera forma. Y cuando la diosa vio que asumió de nuevo su figura, la violó. Ella, avergonzada por lo que había sucedido, accedió a casarse con él.
Pero inclusive antes de su matrimonio con Zeus, la diosa madre gobernaba sobre los cielos y la Tierra. Esta es una de las razones por las que se le conoce como «La Reina del Cielo» gobernando sobre el Monte Olimpo, donde viven todos los dioses y diosas.

Dicen que todos los dioses asistieron a la boda y que llevaron regalos maravillosos. La madre Tierra, le regaló a la diosa un árbol que daba manzanas de oro que ella dejó en uno de sus jardines en el monte Atlas, para que las hespérides lo cuidaran. Zeus y la diosa Hera pasaron la noche de bodas en Samos, que duró 300 años.

La diosa Hera, al igual que Zeus, podía otorgar el don de la profecía a cualquier hombre o animal que lo desease. Ellos peleaban constantemente. El motivo principal de sus altercados era la infidelidad de Zeus, que despertaba en la diosa unos celos irrefrenables y la llevaba a urdir intrigas y venganzas muy a menudo.

El matrimonio no resultó ser uno feliz. Zeus era brutal y cruel con todo el mundo. Incapaz de soportar esto, la diosa Hera ideó un plan de venganza con Poseidón, Atenea y posiblemente otros dioses. Ella drogó a Zeus y lo ataron a su cama, mientras le robaban su rayo.
Ello desató la ira de Zeus en su contra. Tetis, sin embargo, convocó a Briareus y se las arregló para desatar rápidamente a Zeus, quien fue posteriormente despiadado con el conspirador principal: colgó a la diosa Hera del cielo con cadenas de oro.

No obstante, el gran Zeus temía al poder de su esposa Hera. Su odio interminable hacia Heracles, el hijo ilegítimo de Zeus y la mortal Alcmena, provenía de su continuo adulterio y; entre otras cosas, la diosa Hera levantó una tormenta en el mar para expulsar a Heracles de su curso y matarlo.

Su hijo Hefesto trató de liberar a su madre de su posición humillante, por lo que Zeus lo arrojó del cielo y su pierna se rompió por la caída. Para liberarse, la diosa Hera juró no volver a rebelarse contra su marido. Así, ella dirigió su ira hacia las amantes de Zeus y su descendencia, convirtiéndose en una esposa celosa y vengativa.