viernes, 30 de agosto de 2019

GOEBBELS, EL HOMBRE LEAL DEL FÜHRER: LA DERROTA ALEMANA Y LAS MUERTES MASIVAS TRAS EL SUICIDIO DE HITLER

— "Alemania podrá sobrevivir a esta terrible guerra, pero sólo si tiene ejemplos que puedan orientar su reconstrucción. […] Llegará el día que seremos limpios y puros ante el mundo, como siempre han sido nuestra fe y nuestras metas".
Con probabilidad histórica, se ha dicho acerca de J. Goebbels que se trata de una figura sobrevalorada, pues su importancia en el seno del régimen nazi era menor porque no lo tomaban en cuenta en algunas de las grandes decisiones y que no era el gran propagandista que aparentaba. Asimismo, se cuestiona su amistad íntima con Hitler.

También se dice de Goebbels que padecía un trastorno narcisista de la personalidad que le hacía buscar adictivamente el reconocimiento y el elogio, lo que explicaría la subrayada lealtad y casi absoluta devoción a Hitler, su obsesión con su propia imagen y el hecho de que pasara una considerable parte de tiempo enzarzado en largas batallas contra sus competidores en el entorno del Führer.​ Él ha sido señalado, además, como uno de los principales instigadores de actos antisemitas y uno de los pocos líderes nazis en mencionar públicamente el genocidio judío.
Paul Joseph Goebbels​ (1897-1945) fue un político alemán que ocupó el cargo de ministro para la Ilustración Pública y Propaganda del Tercer Reich entre 1933 y 1945. Siendo uno de los colaboradores más cercanos de Adolfo Hitler,​ fue conocido por su dominio de la oratoria, un profundo antisemitismo​ y el respaldo a una discriminación racial más progresiva que acabaría dando lugar al exterminio de los judíos durante el llamado Holocausto. Sus adversarios políticos lo consideraron un temido demagogo y agitador de masas.

Esta reputación comenzó después de la refundación del NSDAP, cuando Goebbels organizó disturbios y enfrentamientos en las calles contra los comunistas en Berlín.​ El uso de discursos vívidos y manifestaciones públicas violentas, lograron aumentar el número de seguidores del partido.
El 23 de julio de 1944, Hitler lo nombró «plenipotenciario del Reich para la guerra total» (Reichsbevollmächtigter für den totalen Kriegseinsatz) por el que Goebbels emprendió medidas, mayoritariamente infructuosas, para aumentar el total de personas disponibles para la Wehrmacht y la producción de armamentos. Pronunció un elocuente discurso sobre la guerra total en el Palacio de los Deportes de Berlín, justo cuando los éxitos iniciales del Tercer Reich durante la Segunda Guerra Mundial dieron paso a las sucesivas derrotas que condujeron a la caída del régimen.

SU MATRIMONIO Y VIDA PRIVADA


A finales de 1930, Goebbels conoció a Magda Ritschel, una divorciada que se había unido al NSDAP unos meses antes. Ritschel estuvo casada con el industrial Günther Quandt, pero se separaron en 1929. Trabajaba como voluntaria en las oficinas del partido en Berlín y ayudaba a Goebbels en la organización de sus documentos privados. Su departamento en la Reichskanzlerplatz -que en 1963 sería renombrada como Theodor-Heuss-Platz- se convirtió en punto de reunión favorito de Hitler y otros funcionarios del NSDAP.​ Goebbels y Ritschel, se casaron el 19 de diciembre de 1931 y Hitler fue el padrino del novio.
A medida que la guerra llegaba a su fin y Alemania se enfrentaba al inexorable declive, Joseph Goebbels se trasladó junto con su esposa Magda y sus hijos a Berlín. Hitler se suicidó el 30 de abril y, de acuerdo con su testamento, Goebbels le sucedió como canciller del Reich (Reichskanzler). Al día siguiente, ante la inminente derrota alemana, se suicidó junto a su esposa después de envenenar a sus seis hijos.

DERROTA, ENVENENAMIENTOS Y SUICIDIO


En los últimos meses de la guerra, los discursos y publicaciones de Goebbels adquirieron un tono cada vez más 'apocalíptico' y llamaba a los ciudadanos a «soportar valientemente la batalla para alcanzar la grandeza». A principios de 1945, ya no podía ocultar el hecho de que la derrota era inevitable. Berlín tenía pocas fortificaciones, artillería y unidades del Volkssturm, pues casi todo lo que había fue enviado al frente de guerra.​ El 21 de enero, anotó en su diario que millones de alemanes estaban huyendo hacia el oeste. Con Hitler discutió la propuesta de negociar la paz con los aliados occidentales, pero el líder nazi rechazó nuevamente esa idea. Cuando otros líderes nazis recomendaron a Hitler abandonar la capital y establecer un nuevo centro de resistencia en el reducto nacional en Baviera, Goebbels se opuso y dijo que harían una última resistencia heroica en Berlín.​ Su familia -excepto Harald, un hijo de Magda de su anterior matrimonio que había servido en la Luftwaffe y había caído prisionero ante las fuerzas aliadas- se trasladó a su residencia en Berlín a la espera del fin.​
Posiblemente, Goebbels discutió con su esposa el suicidio y el destino de sus hijos durante una larga reunión que tuvieron en la noche del 27 de enero.​ Ya había mencionado sus intenciones de suicidarse en junio de 1943. En un editorial de octubre de 1944, escribió: «Para una persona, nada sería más fácil que despedirse de este mundo». El 28 de febrero de 1945, declaró en un discurso por radio que «moriría con sus hijos defendiendo la ciudad capital».​ Entendía que las demás naciones castigarían los actos cometidos por el régimen y no tenía intenciones de someterse a la 'debacle' de un juicio.

Quemó sus documentos privados en la noche del 18 de abril. En los últimos días, Goebbels trataba de animar a Hitler y le dijo que tendrían un 'milagro de la providencia'.​ Durante esos catastróficos momentos, obtuvo la posición que tanto había deseado hacía tiempo: estar al lado de Hitler.
La mayor parte del círculo cercano de Hitler -Göring, Himmler, Ribbentrop y Speer; entre otros- se estaba preparando para abandonar la capital inmediatamente después de la celebración del cumpleaños del Führer (20 de abril). El 22 de abril, Hitler anunció que permanecería en Berlín y se pegaría un disparo en la cabeza. Ese mismo día, Goebbels se trasladó con su familia al Vorbunker, conectado al búnker del Führer bajo el jardín de la Cancillería del Reich en el centro de la capital;​ le dijo al vicealmirante Hans-Erich Voss que no se entretendría con la idea de entregarse a los aliados o escapar. El 23 de abril, Goebbels hizo un anuncio público en el que instó a los berlineses a defenderse durante los ataques a la capital,​ ya que en ese momento los soviéticos estaban a pocos días de llegar a la Cancillería del Reich. Después de la medianoche del 29 de abril, Hitler se casó con Eva Braun en una pequeña ceremonia civil en el Führerbunker​ y organizó un modesto desayuno de bodas con su nueva esposa. Llamó a su secretaria, Traudl Junge, a otra habitación y dictó su última voluntad y testamento;​ Goebbels y Bormann estuvieron presentes como testigos.​ En el testamento, Hitler decidió no elegir un nuevo Führer o líder del NSDAP y; en su lugar, el cargo de canciller del Reich fue delegado a Goebbels, Karl Dönitz (quien estaba en Plön) fue nombrado presidente del Reich y Bormann ocupó el Ministerio del NSDAP.​ Goebbels escribió una posdata en el testamento diciendo que iba a desobedecer la orden de abandonar Berlín y que, «por razones de humanidad y lealtad personal, permanecería en la capital​ junto a su esposa e hijos y acabarían sus vidas al lado del Führer».

A mitad de la tarde del 30 de abril, Hitler se suicidó con un disparo en la cabeza.​ Goebbels se deprimió por su muerte. Seguido a esto, Goebbels, Bormann y algunos oficiales presentes en el búnker decidieron enviar al general Hans Krebs (quien podía hablar ruso) a negociar un armisticio con los soviéticos. Alrededor de las 03:00-04:00 h, Krebs y el coronel Theodor von Dufving llegaron al cuartel soviético bajo una bandera blanca para entrevistarse con el comandante del 8.º Ejército de Guardias, Vasili Chuikov, con instrucciones de entregarle una carta firmada por Bormann y Goebbels informándole sobre la muerte de Hitler y solicitando la tregua.​ Sin embargo, Chuikov seguía las órdenes de Stalin para los alemanes.​ Debido a que no tenía autorización para capitular, Krebs regresó al búnker.​ Al conocer la noticia, Goebbels determinó que más esfuerzos serían inútiles,​ porque no iba a permitir la rendición incondicional. En su testimonio, el vicealmirante Voss relató lo que ocurrió a su salida del búnker: «[...] mientras me despedía, le pedí a Goebbels que se uniera a nosotros. Pero él respondió: "Un capitán nunca abandona su barco que se hunde. He pensado en todo y decidimos permanecer aquí. No tengo a dónde ir, porque con los niños pequeños no podré escapar, sobre todo con una pierna como la mía..."».
En la noche, Goebbels llamó a un dentista de las SS, Helmut Kunz, para inyectar morfina a los seis niños y así cuando estuvieran inconscientes, aplastar una ampolla de cianuro en cada una de sus bocas.​ Según el testimonio de Kunz, él sólo inyectó morfina a los niños y fueron Magda Goebbels y Ludwig Stumpfegger -médico personal de Hitler-, quienes administraron el cianuro.​ Alrededor de las 20:30-20:40 h, Goebbels y su esposa abandonaron el búnker y caminaron hasta el jardín de la Cancillería, donde se suicidaron. 

Existen varias versiones diferentes de este evento: en una, Goebbels disparó el arma contra su esposa y luego se suicidó;​ en otra versión, primero tomaron un poco de las ampollas de cianuro e inmediatamente unos soldados les dieron el golpe de gracia. En 1948, Günther Schwägermann, ayudante de Goebbels, testificó que la pareja caminaba frente a él subiendo escaleras y salió al jardín de la Cancillería. Schwägermann esperó en el hueco de las escaleras y oyó los disparos. Después, subió y, una vez fuera, vio los cuerpos sin vida del matrimonio. Bajo órdenes previas, un soldado de las SS disparó varias veces al cuerpo de Goebbels para rematarlo.​ Trataron de incinerar los cuerpos con gasolina, pero los restos no se quemaron ni fueron enterrados.
La muerte de Goebbels eliminó el último obstáculo que impedía al general Helmuth Weidling -último comandante del área defensiva de Berlín- aceptar los términos de rendición incondicional de su guarnición, pero eligió retrasar la petición hasta la mañana siguiente para permitir que sus subordinados huyeran en la noche.​ La batalla de Berlín duró hasta el 2 de mayo y supuso grandes pérdidas para ambos bandos. Unos días más tarde, Voss fue llevado de vuelta al búnker por los soviéticos para identificar los cadáveres parcialmente carbonizados de Joseph y Magda Goebbels y los de sus hijos. Sus restos y los de Hitler, Eva Braun, el general Krebs y los perros de Hitler fueron enterrados y exhumados en varias ocasiones.​ El último entierro ocurrió en las instalaciones del SMERSH en Magdeburgo, el 21 de febrero de 1946. En 1970, Yuri Andrópov, director de la KGB, autorizó una operación para destruir los restos.​ El 4 de abril de 1970, un equipo de la KGB utilizó mapas detallados del entierro para exhumar cinco ataúdes de madera en las instalaciones de Magdeburgo. El contenido de las cajas fue quemado, aplastado y arrojado al río Biederitz, un afluente cercano al Elba.​