Desde que Hitler subió al
poder en 1933, hasta la liberación en 1945, la música jugó un importante rol en
la cotidianidad nacional bajo el yugo del nazismo. Sobresalen distintos
compositores y músicos, incluyendo aquéllos que apoyaron a los nazis y aquéllos
que se convirtieron en sus víctimas. Y es vasta la variedad de grabaciones de
sonido, o bien, la vida musical en los guetos y campos de concentración de
Europa.
La música es un lenguaje estético con un contexto
histórico y, por tanto, también es ideológica y ética; aunque es polisémica,
pudiéndose interpretar según los deseos y ajustada a la coherencia de los
significados musicales. Entonces, coexisten dos fuentes dialécticas:
la histórica-ideológica y la física-estética. Es decir, la ética del compositor y la estética musical como características duales.
El
Partido Nazi utilizaba la música en su publicidad, política y propaganda; así
como en sus intentos directos, por 'limpiar' el mundo musical alemán de 'degeneración'.
En la imaginación nazi, la música tenía un significado
único y poder para seducir e influenciar a las multitudes. El Partido hizo
amplio uso de la música en su publicidad de ideas y esta estrategia, tuvo un papel
principal en reuniones y otros eventos públicos. La canción "The Horst
Wessellied" (Horst Wessel), era popular y cantada masivamente. Muchas
canciones de propaganda apuntaban a los jóvenes y las Hitlerjugend (Juventudes
Hitlerianas), desarrollaron un elaborado programa de música.
En 1938, se montó la infame exhibición "Entartete Musik" (Música Degenerada) para mostrar al público alemán cuál era la música
degenerada, cuáles eran sus peligros y celebrar su purgación de la sociedad
alemana. El liderazgo nazi, hizo un gran esfuerzo para remover 'indeseables' del mundo de la música en Alemania. Desde el principio, el jazz y la música 'judía' en particular (y sus músicos) se convirtieron en blanco de ataque y
censura.
Así que la búsqueda nazi por purificar y reconstruir el mundo de
la música alemana motivó una enorme cantidad de actividades, planificación y
generación de políticas. El Reichsmusikkammer (Consejo de Música del Reich) se
fundó meses después del acceso nazi al poder, con la intención de 'limpiar' la
escena musical de judíos, extranjeros, izquierdistas políticos y mejorar la
situación de los músicos 'de la raza aria'. La Jüdischer Kulturbund (Asociación
Cultural Judía), por contraste, era una organización exclusivamente judía que
intentaba emplear temporariamente a los miles de judíos que habían sido
despedidos por la legislación nazi.
La música también se explotó deliberadamente, con la
finalidad de hacer propaganda. El liderazgo nazi apoyaba a la Kulturbund
(Asociación Cultural Judía), en parte, porque podría presentarse como prueba de
que los judíos no eran maltratados. Asimismo, la vibrante vida cultural de
Theresienstadt (Terezín, casi sinónimo de 'la música de la Shoá') era una efectiva herramienta para hacer propaganda, ya que
reforzaba la imagen del campo como un asentamiento judío 'modelo'. En el verano
de 1944, hubo una visita de un oficial de la Cruz Roja y se presentó la obra
Réquiem de Verdi y la ópera infantil Brundibár.
LA MÚSICA EN LAS JUVENTUDES HITLERIANAS
Para
1945, las Hitlerjugend o Juventudes Hitlerianas, habían incorporado a casi
todos los jóvenes alemanes del Reich; y cientos y cientos de alemanas se
afiliaron a su organización hermana, la Bund Deutscher Mädel o Liga de Mujeres
Alemanas. El entrenamiento físico y mental de los jóvenes alemanes, era una de
las prioridades del Partido Nazi y se le daba mucha importancia a las
actividades infantiles y a la educación. El principal organizador y líder de
las Hitlerjugend, Baldur von Schirach, era considerado uno de los oficiales
nazis más importantes del Reich. Dentro del sistema de ejercicios militares,
programas educativos, marchas, campamentos y servicios comunitarios que
formaban parte de las actividades de las Juventudes Hitlerianas; se ponía
especial énfasis en la música, particularmente en el canto grupal. Según las
Hitlerjugend, precisamente en festejos y eventos musicales, se tiene una
excelente oportunidad de lograr un efecto político más allá de la formación
típica. Su creencia, es que las canciones tienen el más amplio poder para construir comunidades.
Por lo tanto, se usan deliberadamente en momentos para despertar la consciencia
y de ser parte de una comunidad, para profundizar el poder de dicha
experiencia.
Las
Hitlerjugend se crearon a principios de 1920, cuando el Partido Nazi todavía
era un movimiento periférico. Con el ascenso de los nazis al poder en 1933, von
Schirach tomó el control de las Hitlerjugend y supervisó la gran expansión del
grupo en cuanto a su membresía y actividades. En diciembre de 1936, se declaró
la Ley de las Juventudes Hitlerianas y la membresía fue obligatoria para todos
los jóvenes de Alemania. Esto se logró, en cierta medida, por la prohibición de otros
grupos juveniles y por la incorporación de esos miembros a las Hitlerjugend. El
objetivo de la organización era inculcar disciplina, amor por Alemania y educar
a los jóvenes dentro del pensamiento nazi:
"Más
allá de la influencia de los padres y la escuela, toda la juventud alemana debe
ser educada exclusivamente en cuerpo, mente y conducta dentro del espíritu
Nacionalsocialista, para el servicio de la gente y su comunidad".
Junto con su líder de música Wolfgang Stumme, von
Schirach enfatizó el poder de la música y la canción en la educación de las
Juventudes Hitlerianas, y él mismo escribió varias canciones de las
Hitlerjugend. La música tenía un cometido destacado en el plan de estudios de las
Juventudes Hitlerianas y los estudiantes recibían clases regulares de
capacitación formal en música (vocal e instrumental). Se crearon cientos de
grupos musicales de las Hitlerjugend, que actuaban en fiestas de cumpleaños de
altos funcionarios nazis y celebraciones nazis; algunos, incluso, actuaban
internacionalmente. El canto grupal era considerado particularmente importante,
como medio para generar cohesión grupal y obediencia y se publicaron varios
libros de música con esta finalidad. Irónicamente, estas actividades formaban
parte de muchas prácticas musicales comunes a grupos juveniles comunistas e
izquierdistas (se ponía énfasis en crear música grupal en vez de actuaciones
individuales, la importancia de canciones populares, el uso de la música para incentivar
la solidaridad grupal) y habitualmente usaban las mismas canciones, solamente
cambiaban las letras para promover la visión nazi. Las Hitlerjugend, también
incorporaron bastante música instrumental, particularmente bandas de metales.
Un ex miembro de las
Juventudes Hitlerianas, recordó:
"Las
canciones que cantábamos, los poemas que recitábamos, todo era brillante,
luminoso y claro; el sol y la tierra, nos pertenecían y mañana también el mundo
entero iba a ser nuestro".
EL ANTISEMITISMO DE RICHARD WAGNER
Cuando Hitler nació, Wagner ya había muerto. Así que no
coincidieron en vida, pero el antisemitismo de Wagner lo atrajo indiscutiblemente
y además lo convirtió en su
compositor
favorito. Entonces la ideología hostil antisemita en los países del norte de Europa era
una constante hasta la Segunda Guerra Mundial, no sólo en Alemania. Y si
actualmente esta forma específica de racismo es un sentimiento minoritario, anteriormente no lo
era.
Richard Wagner era un hombre de su tiempo y, en su tiempo, el ideario antisemita era realmente común. Prácticamente todos los
países occidentales han dado muestras de prejuicios, contra la raza judía. Hoy
en día, existen reminiscencias de antisemitismo.
A
Wagner se le adora o se le detesta, tanto por su música como por él, como
persona. Hay quien afirma que como hombre, fue un ser monstruoso; se hace
alusión a sus infidelidades, a su carácter manipulador y a su reconocido prejuicio hacia los judíos, además de ser calificado de 'oportunista' en su relación con el Tercer Reich. Por
ende, se conoce el polémico binomio Wagner-Hitler.
Hasta
ahora, el máximo exponente del recalcitrante antisemitismo de Wagner
fue el ensayo que él mismo publicó en 1850, bajo el título de "Das Judenthum in
der Musik" (El judaísmo en la música) del que no sólo no se retractó, sino que
incluso escribió una segunda versión más dura, en 1869. Sus tesis fueron
celebradas por el Führer, que convirtió su música en dogma operístico del
Tercer Reich y proscribió a Mendelssohn, de origen judío y tachado de 'débil' por Wagner.
Hitler
-es un hecho probado-, fue un ferviente admirador de su música, un habitual de
Bayreuth y un amigo cercano de la familia del hijo de Wagner, Siegfried; y de
sus nietos Wolfgang y Wieland, que le llamaban afectuosamente 'Tío Wolf'.
Lo
relevante de Wagner, no es lo que hizo en vida, sino la vislumbrante estela que dejó para la posteridad por cómo influyó -y sigue
influyendo- en Alemania y los alemanes; que cada par de décadas cambian su
perspectiva sobre él y su música, readaptando la interpretación musical e ideológica del genio a los nuevos tiempos.