Más que una historia impregnada
de amor coloquial, fue ésta una relación tormentosa y autodestructiva por parte
de ambos artistas. Diego tenía 43 años y Frida 22. Con casi el doble de edad,
él supo cómo retenerla a pesar de todo. Diego parecía haber encontrado al
amor de su vida y los dos cumplían con lo que el otro requería. Él, un hombre con
convicciones, metas y una personalidad bien formada, se hizo cargo de Frida;
una joven en busca de protección, de identidad, de alguien que estuviera
dispuesto a cuidarla.
Magdalena Carmen Frida Kahlo Calderón nace el 6 de julio
de 1907, en la Ciudad de México. A los seis años de edad contrae poliomielitis
que le deja la pierna derecha más corta. A los dieciocho años, sufre un
accidente cuando un choque afecta al transporte donde viajaba. Frida se
lesiona la espina dorsal. Debido a la inmovilidad a la que se ve sometida durante los primeros meses de recuperación, comienza a pintar. Así conoce
a Diego Rivera.
Fueron una pareja inmensamente caótica y tempestuosa, amor y odio se conjugaban en un romance que tuvo
varias idas y vueltas, para siempre volver a estar juntos. Él era más de 20 años mayor
que ella, pero eso no fue impedimento para quedar flechada apenas lo vio. En
1929, se casaron.
La
infidelidad por las dos partes fue una constante en este matrimonio que se
divorció en 1940, para volverse a casar en 1941. No tuvieron hijos, en 1932
Frida sufrió un aborto que la hundió más en la desesperanza. Vivieron una vida
difícil de soportar para los estándares comunes de una pareja, sobrepasando los
límites de lo convencional.
Las
continuas infidelidades de Rivera durante su relación con Frida la hicieron
sufrir mucho, aunque ella presumía de una gran libertad de pensamiento
y desprejuicio. Al tiempo, comenzó a pagar a Diego con la misma moneda,
pero redobló la apuesta. Frida le era infiel con hombres y con mujeres. Ambos
sabían de estas historias extraconyugales y ambos las aceptaban, aún con las
descomunales peleas entre ellos. La clave de su matrimonio estuvo no sólo en
el amor, la pasión física y los intereses políticos comunes. Frida y Diego se
admiraban profundamente, se respetaban como artistas y como seres humanos; no obstante, sus comportamientos eran controvertidos porque tenían 'los mismos
códigos'.
Diego Rivera pesaba 120 kilos y medía 1.85 metros. Al famoso pintor mexicano no le
gustaba bañarse, su panza sobresalía de su cuerpo, le llamaban sapo y elefante,
y era tan infiel tanto como le fuera posible; sin culpa, sin remordimiento y
mucho menos la disposición de cambiar: «¿Las mujeres que he amado? Tuve la
suerte de amar a la mujer más maravillosa que he conocido. Ella fue la poesía
misma y el genio mismo. Desgraciadamente no supe amarla a ella sola, pues he
sido siempre incapaz de amar a una sola mujer. Dicen mis amigos que mi corazón
es un multifamiliar. Por mi parte, creo que el mandato "amaos los unos a los
otros" no indica limitación numérica de ninguna especie, sino que antes bien,
abarca a la humanidad entera.»
Cuando se fue a estudiar a Europa conoció a Angelina
Beloff, una artista que se enamoró inmediatamente de él. Se
casaron y tuvieron un hijo, pero eso no sirvió para controlar las ansias infieles
de Rivera. Dieguito, su hijo, murió catorce meses después de nacer pero el
pintor ya tenía una relación simultánea con otra artista; la pintora Marie
Bronislava Vorobieff-Stebelska, mejor conocida como Marevna y con quien también
tuvo una hija llamada Marika Rivera.
Poco tiempo después, el secretario de educación José Vasconcelos, lo llamó para que lo ayudara en la imperiosa tarea de reconstruir México y
exaltar el nacionalismo que debería inundar todas las instituciones públicas.
En 1921, Rivera abandonó definitivamente Europa y puso manos a la obra.
Mientras trabajaba en sus murales conoció a la modelo Guadalupe Marín, con
quien contrajo matrimonio y tuvo dos hijas: Ruth y Lupe; sin embargo, después
de cuatro años, en 1928, se separó definitivamente de Guadalupe y un año más
tarde se casó con Frida.
Diego y Frida compartían su pasión por el comunismo,
aseguran, Diego fue quien le pidió que se vistiera como tehuana. También era él
quien terminaba sus lienzos, cuando Frida se aburría. Ella le dijo que volviera
a su lado, después de que la policía la sometiera a arduos interrogatorios tras
la muerte de Trotsky; que la amó con su alma, pero también la destruyó como a
ninguna otra de sus amantes.
Y ni siquiera la hermana de Frida se salvó de Diego
Rivera. A pesar de que la infidelidad fue en 1935, permanecieron juntos hasta
1939; empero, en ese lapso, Frida decidió mantener una relación abierta
con el pintor en la que ambos serían infieles. Después de eso, la pareja se
separó sólo para volver a casarse un año después, en 1940.
Mientras estaban lejos, Frida llena de ira y dolor, le escribe
lo que siente y cuánto la ha herido: «Ahora que hubiera dado la vida por
ayudarte, resulta que son otras las 'salvadoras'...»
«No
me aterra el dolor y lo sabes, es casi una condición inmanente a mi ser, aunque
sí te confieso que sufrí, y sufrí mucho, la vez, todas las veces que me pusiste
el cuerno... no sólo con mi hermana sino con otras tantas mujeres... ¿Cómo
cayeron en tus enredos?
Tú
piensas que me encabroné por lo de Cristina pero hoy he de confesarte que no
fue por ella, fue por ti y por mí, primero por mí, porque nunca he podido
entender ¿qué buscabas, qué buscas, qué te dan y qué te dieron ellas que yo no
te di? Porque no nos hagamos pendejos, Diego, yo todo lo humanamente posible te
lo di y lo sabemos, ahora bien, cómo carajos le haces para conquistar a tanta
mujer si estás tan feo hijo de la chingada...
[…] te
escribo para decirte que te libero de mí, vamos, te "amputo" de mí,
sé feliz y no me busques jamás. No quiero volver a saber de ti ni que tú sepas
de mí, si de algo quiero tener el gusto antes de morir es de no volver a ver tu
horrible y bastarda cara de malnacido rondar por mi jardín.
Es
todo, ya puedo ir tranquila a que me mochen en paz.
Se
despide quien le ama con vehemente locura, Su Frida.»
Su
relación se convirtió en autodestrucción, enfermedad y sumisión; pero se
quedaron ambos ahí, sin auto-respeto y presos de algo que les aniquilaba.
Al final de su vida, la salud de Frida -siempre frágil-, decae. En 1953 ante la amenaza de gangrena, se le amputa desde la rodilla la pierna derecha. Frida Kahlo muere en la Casa Azul, el 13 de julio de 1954.
1955: Diego profundamente
abatido por la muerte de Frida, escribe: "Yo me he dado cuenta que lo más
maravilloso que me ha pasado en mi vida ha sido mi amor por Frida".