Dicen que "todo lo que hacemos, se ha de regresar multiplicado". Algunos le llaman 'karma', otros, 'justicia'. Y es que, es más que común
escuchar todo aquello referente al karma como algo cotidiano. Esta palabra, idea o concepción
vital proviene de las doctrinas del budismo, el hinduismo y el yainismo. Según estas religiones
dhármicas, el karma (en sánscrito: कर्म) es
una energía trascendente (invisible e inmensurable) que se genera a partir de
los actos de las personas. También es conocido como 'un espíritu de justicia y/o
equilibrio'.
Es,
por así decirlo, una especie de 'ley cósmica' con causa y efecto. No obstante,
hay algo que debe matizarse: no hay mal karma o un castigo como tal que busque
hacernos daño, no hay una entidad superior que sancione por ciertas acciones.
Todo responde a un proceso de aprendizaje interior.
La
palabra 'karma' significa en realidad "acción" y somos nosotros mismos los
únicos responsables mediante nuestras acciones, pensamientos y atribuciones,
quienes tejemos nuestras propias consecuencias en esta vida y en las
siguientes; puesto que dentro de esta corriente, se asume la idea de las
reencarnaciones.
No
existe plena veracidad acerca del concepto del karma y todo aquello que implica.
Pero el tema hace pensar, reflexionar y también aporta conocimiento y enriquecimiento
más allá de cada particular creencia.
EL KARMA Y LAS REENCARNACIONES
Para
el budismo, la vida es como un gran libro lleno de capítulos, un bellísimo
volumen lleno de múltiples vidas mediante las cuales, nuestra alma va avanzando
y avanzando para conseguir conocimiento y para aprender e ir obteniendo sabiduría
en cada reencarnación.
Sin
embargo, este proceso no es nada fácil, puesto que las personas somos
generalmente criaturas complejas llenas de apegos materiales, de egoísmos, de
envidias… Comportamientos que nos aferran y que incluso, nos enferman. El karma
es pues, todo aquello que nosotros hacemos, no hay una entidad superior que
marque nuestros pasos o que nos sancione por las cosas mal hechas. Somos almas
libres que aspiramos a encontrar la sabiduría y la paz interior, pero para
ello, hemos de cuidar muy bien "lo que hacemos", "lo que pensamos" e inclusive lo "que decimos".
De
ahí lo interesante de esta corriente que radica donde nosotros mismos seríamos
responsables de nuestros propios actos. Ahí donde las palabras y los
pensamientos tienen poder en nuestro día a día, porque las palabras también
hacen daño, y porque los pensamientos son también esos guías interiores
capaces de hacernos encontrar fuerzas, optimismo y motivación.
Una
vida de egoísmos, una existencia en que nos hayamos hecho daño a nosotros
mismos o a otros, deja heridas y cuentas pendientes en nuestra alma, vacíos que
tendremos que aprender a curar en la siguiente reencarnación.
LAS 12 LEYES DEL KARMA
En
efecto, el karma también tiene sus propios principios. Una filosofía particular que
merece la pena conocer:
1.
LA GRAN LEY O LA LEY DE CAUSA-EFECTO: Algo fácil de entender, "lo que se siembra
es lo que se recogerá el día de mañana". El karma, es entonces, el propio juez.
Cada quien es dueño de su destino.
2.
LEY DE LA CREACIÓN: Cuando se es parte de este universo, por ende, se forma
parte de un todo en unión con la propia Naturaleza y los ciclos que en ella se
hallan.
3.
LEY DE LA HUMILDAD: Deben aceptarse los errores, actuar con modestia, con
humildad. Alguien no es más que nadie.
4.
LEY DEL CRECIMIENTO: Nunca debe intentarse cambiar a los demás, cada quien debe tener un crecimiento interior y crear sus propios cambios para crecer y avanzar.
5.
LEY DE RESPONSABILIDAD: Debe asumirse la responsabilidad de los actos en este
presente, no enfocarse en los demás o en lo que rodea. Asimismo, deben aceptarse
los errores y sostener la responsabilidad derivada de éstos.
6.
LEY DE LA CONEXIÓN: Todos y todo, estamos interconectados. Cada cosa realizada
tendrá una consecuencia, cada uno de nosotros somos una pieza indispensable; donde
pasado, presente y futuro son la misma cosa.
7.
LEY DEL ENFOQUE: No se puede pensar en dos cosas al mismo tiempo. Hay que
centrarse en el presente, focalizar, observar con atención.
8.
LEY DEL DAR Y DE LA HOSPITALIDAD: Debe ofrecerse respeto a los demás, abrirse,
regalar, actuar con humildad y; a su vez, aprender también a recibir.
9.
LEY DEL AQUÍ Y AHORA: Deben dejarse a un lado los malos pensamientos, las malas
energías o lo ocurrido en el pasado. Evitar anclarse y pensar que la oportunidad
por avanzar y por ser feliz, se tiene en este mismo instante 'en el aquí y
ahora'. Este es el momento, el ahora.
10.
LEY DEL CAMBIO: Toda historia está condenada a repetirse una y otra vez hasta
que al final, se consiga resolver los vacíos, los errores. Pero hay que
recordar que la oportunidad de cambio está en este presente, es la 'cerradura' propia para poder liberarse de todas esas cargas, de esas heridas del pasado.
11.
LEY DE LA PACIENCIA Y LA RECOMPENSA: Todas las recompensas requieren de su
respectivo esfuerzo. Ser paciente, persistente; ser humilde, pero debe haber
esfuerzo en mejorar.
12.
LEY DE LA IMPORTANCIA E INSPIRACIÓN: Debe invertirse en cada cosa, el valor que
de verdad merezca. El valor de cada cosa es en realidad el resultado directo de
la energía y de la intención que se haya aplicado en ella. Es importante
además, no focalizarse sólo en las ganancias propias, en los egoísmos, porque
entonces no se contribuye al todo. Y no puede olvidarse que cada persona forma
parte del todo, y por tanto, se estaría haciendo daño a sí mismo más que a los
demás.
Así que en determinadas circunstancias si se trata del karma,
casualidad o mala suerte -más allá de las creencias de cada persona-, lo cierto
es que los protagonistas de algunas historias parecen haber recibido una
reacción oportuna después de algún movimiento, justo o injusto, dentro del eterno círculo kármico como la interconexión entre las causas y los efectos que nos harán siempre responsables de las consecuencias de todo lo que hacemos: acciones físicas, actos, palabras, pensamientos.