domingo, 28 de julio de 2019

UN 'SEXTO SENTIDO' DE LOS ANIMALES LES PERMITE PREDECIR TERREMOTOS Y OTRAS CATÁSTROFES NATURALES, SEGÚN LA NASA

       Ante lo inexorable e impredecible de la naturaleza, se ha investigado si existe o no, un sexto sentido en los animales para predecir terremotos o catástrofes naturales. Hasta ahora, resultaba revelador que frente a un acontecimiento de esta magnitud, el número de animales muertos fuera menor que las vidas humanas. Parece que sí, y la ciencia ha dado con la preliminar clave, ya que científicos y miembros de la NASA han buscado las primeras respuestas para entender cómo ciertos animales predicen con varios días de antelación un terremoto. Principalmente, los cambios químicos que produce la corteza de la Tierra, es lo que alerta a muchas especies y produce el éxodo. Un hallazgo que podría dar con una de las predicciones más exactas ante los mismos y, por tanto, con el método preventivo más eficiente hasta la fecha.
         La historia ha indicado décadas atrás, cómo ciertas familias de animales se adelantaban a los acontecimientos. En 1975, en la zona de Haicheng en China, se pudo observar cómo muchas serpientes salían de las madrigueras un mes antes de que la ciudad fuera golpeada con un terremoto de gran magnitud. Y como este caso, se han reproducido varios en la historia. La mayoría en zoológicos, lugar donde al hombre le ha resultado sencillo observar la conducta de los animales ante un terremoto. De hecho, en la provincia de Cantón se utilizan a los animales como sensores de terremotos; un 'arma' perfecta contra el movimiento, ya que los animales sufren un gran estrés antes de que la Tierra comience a temblar.

        En 2004 un tsunami masivo dejó más de 260.000 muertos, luego de que olas de hasta 30 metros engulleran las costas de Sri Lanka, Indonesia, Tailandia y otros países cercanos.

Entre las zonas más afectadas se encontraba el Parque Nacional de Yala, una reserva natural habitada por un gran número de especies animales; como ciervos, elefantes, orangutanes y algunos felinos. Sin embargo, apenas se registraron muertes entre los animales, que parecían haber huido instantes antes de que se desatara el infierno.

        En todos los casos, no había respuesta científica. Quedaba claro que los animales tenían o poseían una percepción rara por la que predecían antes que el hombre. Quizá un sexto sentido.
         La respuesta final, parece derivarse del propio estrés de la Tierra ante los movimientos, una reacción en cadena que acaba llegando a grupos de animales antes que al hombre. Además, ciertos animales pueden detectar los cambios químicos que se producen en las aguas subterráneas, cuando un terremoto está a punto de acontecer.

Y cinco años después, la investigación comenzó una vez que los científicos al estar estudiando los hábitos reproductivos, observaron cómo una colonia de sapos abandonaba su estanque en L'Aquila (Italia) en el año 2009; días antes de que se produjera el terremoto de casi 6 grados que sacudió la ciudad, dejando tras de sí a 300 muertos y 1.500 heridos. Los científicos comenzaron entonces a estudiar los efectos químicos que se habían producido alrededor, como respuesta al movimiento de los sapos.

Los investigadores encontraron que la corteza de la Tierra había liberado una reacción en las aguas subterráneas, cuando está comprobado que los animales que viven cerca de estas aguas, son muy sensibles a cualquier tipo de cambio en su composición química.

La diferencia con cualquier caso de catástrofe natural frente a un terremoto, es que los movimientos de la Tierra son acontecimientos variables, muchas veces imposibles de predecir con exactitud. El caso de los sapos abrió una investigación diferente a las anteriores.
La NASA, ha estudiado los cambios químicos que se producen cuando las rocas se encuentran bajo un estrés extremo. Esta agencia espacial, se preguntaba si tales cambios estaban relacionados con el éxodo masivo.

El trabajo de investigación, reveló que estos cambios estaban conectados y que la corteza de la Tierra podría afectar directamente a la química de la laguna donde vivían los sapos. Las rocas que se encontraban con estos grandes niveles de estrés liberaban partículas cargadas que salían y se expandían, llegando a la superficie de la Tierra y reaccionando con el aire, convirtiéndose finalmente en iones. La reacción terminaría en el agua transformándose en peróxido de hidrógeno. Esto puede ser percibido por animales acuáticos, como los sapos, que huirían para evitar los efectos de su toxicidad.

La cadena de acontecimientos afecta a la materia orgánica disuelta en el agua del estanque, convirtiendo la materia orgánica inocua en sustancias tóxicas para los animales acuáticos.

Este asombroso descubrimiento, se ha considerado como el primer mecanismo convincente posible de que existe una señal 'pre-terremoto' en los animales acuáticos, semi-acuáticos y de madrigueras que podrían ser capaces de sentir y responder a ellos. Y si se piensa en la gran cantidad de cambios que suceden en estas rocas, los animales tienen que ser afectados de alguna manera.
Finalmente, la respuesta que da la NASA, sitúa el hallazgo como un futuro sistema de detección.

Todo ello, en el entendimiento de que todas estas señales están correlacionadas; y si cuatro de las cinco señales apuntan en la misma dirección, puede decirse que en el futuro algo va a suceder.

VERDAD O MITO


Hasta ahora se han buscado las causas físicas y biológicas de este fenómeno de probable predicción, pero algunos datos demuestran que la correspondencia no es tanta como parece y existe un entredicho.
Todos estos eventos naturales, han llevado tradicionalmente a los investigadores a intuir la posibilidad de que los animales tengan la capacidad de predecir catástrofes naturales. No obstante, sigue habiendo una lucha de opiniones entre los que creen que debe haber una razón para ello y los que piensan que podría ser poco más que una casualidad.

Y fueron precisamente estos eventos, los que impulsaron uno de los mayores estudios que se han hecho al respecto, donde estos resultados sirvieron de base para dar lugar a una investigación más amplia sobre los cambios químicos generados por situaciones de estrés extremas sobre la superficie terrestre.

Otros científicos han analizado también la capacidad de algunos animales, como las abejas, para detectar la humedad en el aire. Esto explicaría por qué una zona poblada por abejas, puede quedar repentinamente desierta poco antes del desarrollo tanto de una tormenta como de un episodio leve de lluvia.

Por otro lado, también se ha investigado el potencial de algunos animales para detectar pequeñas vibraciones imperceptibles para los seres humanos. Los insectos, por ejemplo, podrían percibirlos a través de la superficie de las patas. Esto podría explicar, en tal caso, por qué se han documentado casos de hormigas que huyen de sus hormigueros justo antes de un terremoto.
Otras teorías, como la detección de los campos magnéticos y la presión atmosférica por parte de las aves o la percepción de pequeños cambios en la temperatura del agua de algunos animales acuáticos, como el tiburón, podrían dar respuesta a esta real incógnita.

Empero, un nuevo estudio publicado en Bulletin of the Seismological Society of America, apunta a un error en el enfoque de este tipo de estudios y utiliza la estadística para analizar si realmente hay una correlación entre el desarrollo de catástrofes naturales y la predicción por parte de los animales.

LAS CONSIDERACIONES DE LA ESTADÍSTICA


Actualmente, un equipo de investigadores del Centro Alemán GFZ para las Geociencias, ha reunido un total de 180 publicaciones en el que se analiza el comportamiento anormal de algunos animales en las etapas previas a un terremoto.
En total estos estudios analizaron 729 anomalías detectadas en 160 terremotos, especialmente el de Darfield (Nueva Zelanda) de 2010, el de Nagano-ken Seibu (Japón) de 1984, y; por supuesto, el de L'Aquila.

Se analizó también la reacción de 130 especies, desde perros hasta pequeños gusanos de seda. Todo parecía apuntar a una clara conexión entre el desarrollo de terremotos y la huida de los animales. Sin embargo, la inmensa mayoría de estudios se basaban en una sola observación puntual en etapas previas a un terremoto.

Apenas existen estudios que relaten casos en los que un número elevado de animales muestre comportamientos anómalos durante un período largo de tiempo. Lógicamente, los casos aislados trascienden, por lo curiosos que resultan. Pero, según este estudio, estadísticamente se trataría de situaciones muy aisladas.

De cualquier modo, estos investigadores no descartan que sí pueda haber un grado correlativo entre ambos sucesos; pero consideran que para comprobarlo se debería hacer un seguimiento exhaustivo de los animales, durante un período de tiempo amplio antes de la llegada del temblor.
Quizá así, algún día se desentrañe completamente el misterio y los animales puedan contribuir a salvar millones de vidas. Hasta entonces, si hay que afirmar una realidad en torno a este tema, es que sí hay algunos animales con la capacidad incuestionable de salvar vidas. Sea directa o indirectamente.