jueves, 4 de julio de 2019

"HOMBRES NECIOS QUE ACUSÁIS". POEMA SATÍRICO-FILOSÓFICO DE SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ (1689)

      Conocido por las palabras de su primera línea, "Hombres necios que acusáis", es un poema de corte satírico-filosófico de Sor Juana Inés de la Cruz (1651-1695) en el que plantea que los hombres ocasionan el comportamiento sexual femenino que ellos mismos luego censuran.
Asimismo, en este poema, expone los temas de la desigualdad y la injusticia de los cuales es víctima la mujer a través del machismo y la discriminación femenina. El tema principal del poema, es la crítica férrea sobre la postura que toma el hombre ante la mujer actuando de manera hipócrita, egoísta e impulsiva, y de la cual deja muy clara su posición de desacuerdo.
Sor Juana Inés de la Cruz, fue una religiosa de la Orden de San Jerónimo y destacada escritora del género de la lírica y prosa durante el Siglo de Oro español.

Cabe recordar que ella defendía la figura femenina y su valor, de ahí su llamado de atención enérgico al trato y lugar que los hombres daban a las mujeres de su época. 

Hombres necios que acusáis
a la mujer sin razón
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis:

si con ansia sin igual
solicitáis su desdén
¿por qué queréis que obren bien
si las incitáis al mal?

Combatís su resistencia
y luego, con gravedad,
decís que fue liviandad
lo que hizo la diligencia.

Parecer quiere el denuedo
de vuestro parecer loco
al niño que pone el coco
y luego le tiene miedo.

Queréis, con presunción necia,
hallar a la que buscáis,
para pretendida, Thais,
y en la posesión, Lucrecia.

¿Qué humor puede ser más raro
que el que, falto de consejo,
él mismo empaña el espejo
y siente que no esté claro?

Con el favor y el desdén
tenéis condición igual,
quejándoos, si os tratan mal,
burlándoos, si os quieren bien.

Opinión, ninguna gana;
pues la que más se recata,
si no os admite, es ingrata,
y si os admite, es liviana.

Siempre tan necios andáis
que, con desigual nivel,
a una culpáis por crüel
y otra por fácil culpáis.

¿Pues cómo ha de estar templada
la que vuestro amor pretende
si la que es ingrata, ofende,
y la que es fácil, enfada?

Mas, entre el enfado y pena
que vuestro gusto refiere,
bien haya la que no os quiere
y quejáos en hora buena.

Dan vuestras amantes penas
a sus libertades alas,
y después de hacerlas malas
las queréis hallar muy buenas.

¿Cuál mayor culpa ha tenido
en una pasión errada:
la que cae de rogada,
o el que ruega de caído?

¿O cuál es más de culpar,
aunque cualquiera mal haga:
la que peca por la paga,
o el que paga por pecar?

Pues ¿para qué os espantáis
de la culpa que tenéis?
Queredlas cual las hacéis
o hacedlas cual las buscáis.

Dejad de solicitar,
y después, con más razón,
acusaréis la afición
de la que os fuere a rogar.

Bien con muchas armas fundo
que lidia vuestra arrogancia,
pues en promesa e instancia
juntáis diablo, carne y mundo.