Su principal fuente narrativa, fue la novela "Un capitano
moro", de Giraldi Cinthio, publicada en 1565.
Para
defender a Chipre, una de sus posesiones, los venecianos confían el mando de su
armada al moro Otelo, un extranjero. Éste se casó en secreto con Desdémona, la
hija del dux de Venecia, y ello desencadenará la tragedia.
Otelo
es una terrible y estremecedora figura, cara y cruz de la vida. Es la noche en
el color de su piel, como Desdémona -su esposa-, es el día en su blancura. Al
lado de Otelo existe Yago, que es el mal; otra forma de sombra, noche del alma,
oscuridad, mentira... Yago es para Otelo, la venda que ciega los ojos del
enamorado y le conduce a la desesperación y al crimen.
LA BODA SECRETA NO CONSENTIDA
La historia trágica, inicia en Venecia, en el diálogo de
los dos personajes. Yago, que es el alférez del protagonista, quien toma unas
monedas de Rodrigo -un caballero veneciano-, quedando en una especie de pacto
después que Yago le confesara su odio y acecho contra Otelo -general en el ejército
de Venecia-, mejor conocido como 'el moro'; por haber elegido a Cassio como su
teniente, enfureciendo Yago porque él deseaba ese puesto. Y envidioso, comienza a destilar la insidia de la traición y enloquece al moro, volviéndole víctima de los celos.
Decididos Yago y Rodrigo a vengarse de Otelo, se dirigen
a un encuentro nocturno con el padre de la entonces novia del protagonista. Brabantio
escucha a Rodrigo decirle que proteja a su hija de todo mal que le aceche y de
cualquiera que quisiera robársela, entonces va donde está su hija en su habitación; a
ella la hace dormida, aunque se enfurece al ver lo contrario.
Pero después da seguridad sobre el paradero de su hija,
confirmando que se ha escapado para su encuentro romántico con su novio, el
protagonista. Rodrigo le dice que han organizado una boda y enfurecido con todo
lo que está pasando, llama a todos sus sirvientes con antorchas y armas para
buscarlos e impedir el gran acontecimiento: la boda de Otelo y su hija Desdémona.
Mientras tanto, Yago se adelantó al encuentro de Otelo
para informarle sobre lo que vendría en camino, influyéndolo sobre escapar del
enojo que sentía Brabantio al enterarse de su casamiento. Pero Otelo,
el
gran moro general de Venecia se negó y su decisión fue quedarse a recibir
cualquier tipo de agresión, por el gran amor que sentía por ella.
A la vista de Otelo resaltan varias antorchas y pregunta
sobre su proveniencia, entra Cassio su teniente y le explica que el Magistrado
Supremo le solicita inmediatamente. En respuesta a Otelo ante la urgencia, Cassio
le explica que el asunto es sobre Chipre y que los mensajeros andaban en su búsqueda
para darle la solicitud.
Otelo notifica a sus sirvientes sobre su próxima salida, quedan Yago y Cassio
solos y este último le pregunta sobre su presencia en el lugar. Yago le da
entender que Otelo cometió un error al casarse y Cassio quiso saber quien era
la esposa, momento oportuno en el que Otelo entra interrumpiendo la conversación
y pidiendo a su teniente y Yago que lo acompañen.
Cassio
notifica la llegada de Brabantio y sus servidores van directamente hacia Otelo
y lo desarman, Brabantio y Otelo entran en contienda sobre cómo se llevará a
cabo la acusación que sostiene Brabantio, sugiriendo que Otelo pase la espera
para resolver el caso bajo prisión. El Oficial junto a Otelo se niegan, por la
razón de que el Magistrado Supremo los solicita con urgencia.
Aprovechando
la oportunidad para marcharse, mientras tanto el Magistrado Supremo junto a los
senadores, discuten sobre una supuesta invasión turca que se dirige a Chipre. Interrumpiéndolos,
entra un marinero a decirles que la flota turca se dirige a la isla de Rodas;
el Magistrado Supremo y los senadores, no tardan en concluir que se trata de un
señuelo para distraerlos.
Esta
distracción, es para ocultar la verdadera intención de los planes turcos.
Siendo pronta la llegada de Otelo, Yago, Brabantio, Rodrigo y los oficiales al
encuentro del Magistrado Supremo y los senadores; instantáneamente sugieren la
ayuda y apoyo de Otelo y Brabantio, este último no se niega y aprovecha para
decirle sobre su pena y el dolor que le ha ocasionado su hija, señalando de
culpable a Otelo.
Para
defenderse, Otelo explicó y desmintió ante el Magistrado Supremo y los
senadores sobre las acusaciones que Brabantio mantenía sobre la conquista y
robo de su hija. Durante la confrontación, Otelo pide que busquen a Desdémona
para que ella relate como ha sido su historia de amor y añadió aceptar
cualquier juicio si al escucharla confirmaban la acusación de su padre.
Yago y los oficiales van en búsqueda de Desdémona,
durante la espera, Otelo narra su historia de amor con la hija de Brabantio al
Magistrado Supremo y los senadores. Cuando termina su relato entran Yago y los
oficiales junto a Desdémona, quien rápidamente es cuestionada por su padre sobre
su amorío con Otelo. Ella confirma lo dicho, haciendo que su padre pueda caer
en depresión.
Al
ser todo aclarado, no tardan en volver al tema de la invasión turca. Otelo
decide hacerse cargo de la situación, mas vuelven al tema sobre donde residirá
junto a su esposa, negándose a la opción de convivir con Brabantio. Recibiendo
la aceptación de su padre, Desdémona junto a su esposo Otelo deciden marcharse con
Yago, su esposa Emilia, Cassio y Rodrigo a la batalla contra los turcos.
Durante el viaje, Yago y Rodrigo mantienen una
conversación donde Rodrigo confiesa su amor por Desdémona. Yago no tarda en
aprovechar y sembrar en él la posibilidad de arremeter contra Otelo para
obtenerla, llevando a cabo la gran calumnia sobre Otelo que se acostó con su
esposa Emilia, y en plan de venganza hará creer a Otelo que Cassio se ha estado
acostando con Desdémona.
Cuando
todos llegan a Chipre, esperando una guerra, se encuentran con un gran festejo,
en donde la situación se desenvuelve a favor de los planes que tiene Yago. Resaltando
Cassio como todo un casanova, más aún en presencia de Emilia la esposa de Yago,
junto a Cassio hacen guardia y Yago lo emborracha y provoca una contienda entre
él y Rodrigo.
Otelo interrumpe la pelea, dando por despedido a Cassio
de su cargo por estar ebrio en lugar de hacer su trabajo. Yago le pide a Cassio
que hable con Desdémona para que ella le sugiera a Otelo que vuelva a poner a
Yago en el cargo, en lo que éste se plantea sobre cómo logrará hacer creer a
Otelo sobre el supuesto emparejamiento que tienen Cassio y Desdémona.
Pasado
el momento, Cassio pide hablarle a Desdémona para que vuelvan a darle el
trabajo a Yago y ella da seguridad que así será. Mientras que Otelo junto a
Yago se dirigen a su encuentro, Cassio se levanta evitando la pronta incomodidad
por el despido de Otelo y ya solos, no pierde la oportunidad para decirle a
Otelo sobre sus supuestas sospechas de amor entre Desdémona y Cassio.
Influye
así en Otelo para que preste toda atención a las siguientes reacciones de su
esposa Desdémona, en hacer notar su enamoramiento por Cassio y toda mayor
sospecha que ésta confirme ante Otelo; quien no tarda para depositar su
confianza en Yago y le da su trabajo de nuevo, saliéndose una vez más Yago con la
suya. De tanto pensar, cayó en odio increíble y sin comentar nada al respecto.
EL PAÑUELO QUE DESENCADENÓ LA MUERTE
Resentimiento
e impotencia retenida, por todo lo que según pasaba con su esposa Desdémona y
Cassio, Otelo cae enfermo de todo esto. Ella deseó atender a su marido con
un pañuelo que los dos consideraban símbolo de su amor, pues perteneció a la
difunta madre de Otelo; objeto que dará mayores problemas, terminando por ser
conocido como 'el pañuelo de la muerte'.
Bajo
manipulación de su esposo Yago, Emilia sigilosamente roba el pañuelo y se lo entrega
a Yago después de tantas insistencias, a lo que éste lo obtiene e
inmediatamente se dirige a la habitación de Cassio, entregándole el pañuelo a
Cassio. Otelo en busca de Yago para sus servicios, le vuelve a dar más
calumnias sobre la infidelidad de su esposa con Cassio.
Al ver
Otelo que el pañuelo no está en sus aposentos, confirma que su esposa realmente
le ha estado siendo infiel y comienza sus deseos por quererla muerta. En breve,
Otelo yace discutiendo con su esposa Desdémona en presencia de Emilia, la
esposa de Yago; discutían por el paradero del pañuelo y bajo el intento de
Desdémona por cambiar el rumbo que todo esto llevaba, sugiere hablar de Cassio,
pero la discusión aumenta su tensión.
En
escena, entra una prostituta llamada Bianca que está perdidamente enamorada de
Cassio. Éste le da el pañuelo que Yago le dio, y ella insegura si el pañuelo
era alguna prueba de amor de otra mujer, hace que Cassio le haga juramento que
sus sospechas no son ciertas y que el pañuelo es un obsequio inocente. Después
de este encuentro, Yago busca que Cassio le hable sobre Bianca de una forma
perversa.
Sin
sospechar que Otelo a escondidas escuchaba su conversación, Yago hace creer que
Cassio se está refiriendo a Desdémona, provocando más ira y deseo dentro de
Otelo para matar a Cassio. Bianca después de enterarse que el pañuelo era de
otra mujer, se marcha y Cassio va tras ella a tratar de comprender que sucedía.
Yago
sigue manipulando la situación, convenciendo a Otelo que mate a su esposa Desdémona
estrangulándola, a lo que un mensajero de Venecia llega con la notificación que
deben volver a la ciudad. Otelo delante del mensajero abofetea a Desdémona y la
insulta desde ramera, adultera y más; adentrándose después en su habitación
para seguir discutiendo en privado y ella no se defiende ante las acusaciones,
ya que es una mujer noble. Antes de morir, pide piedad a Dios y a su esposo,
pero lleno de todo este odio y celos la mata.
Mientras
esto sucedía, Rodrigo está impaciente porque Yago se aprovecha de sus bienes,
sin entregarle a Desdémona a cambio. Yago para calmar sus ansias le dice que
espere sólo un poco más, agregando su plan sobre cómo mataría a Cassio y le da
el dato de que es posible que eso suceda esa misma noche y lo insta a esperar
el momento.
Antes
de la muerte de Desdémona, ésta se encontraba conversando con Emilia y de un
momento a otro, aquélla toma una rara actitud y anuncia su propia muerte cantando.
Emilia cambia el tema, con la idea de serle infiel a su esposo si existiera una
muy convincente razón.
Todo
toma un giro sorprendente, mientras Rodrigo y Yago acechaban la llegada de
Cassio. Cuando él llega, Rodrigo intenta fallidamente apuñalarlo terminando él
apuñalado por Cassio y a traición Yago apuñala a Cassio, quien con fuertes quejidos
alerta a dos caballeros y Yago finge que él acababa de llegar al lugar.
Les hizo creer a los caballeros y a Cassio que Rodrigo era el atacante, y se adelanta a matarlo antes que éste diga lo contrario. Bianca queriendo saber lo que sucedía, va a la escena y entre sus reacciones de miedo Yago la culpa por lo que ha sucedido. Él inventa el suceso a su esposa Emilia y la manda a notificarle a Otelo y su esposa sobre lo que aconteció.
Les hizo creer a los caballeros y a Cassio que Rodrigo era el atacante, y se adelanta a matarlo antes que éste diga lo contrario. Bianca queriendo saber lo que sucedía, va a la escena y entre sus reacciones de miedo Yago la culpa por lo que ha sucedido. Él inventa el suceso a su esposa Emilia y la manda a notificarle a Otelo y su esposa sobre lo que aconteció.
Cuando
Emilia va en busca de los esposos, Otelo se alarma por no saber cómo hacer para
que no noten que su esposa Desdémona se encuentra sin vida. Emilia
equivocadamente notifica que fue Cassio el asesino de Rodrigo. Otelo furioso
porque Cassio está vivo, se dirige a ese sitio. Emilia se da cuenta de la mala
jugada que ha realizado Yago.
Las
personas que no tardan en llegar, se alborotan ante la revelación de Emilia
sobre su esposo Yago, el manipulador de toda esta tragedia. Yago inmediatamente
la acuchilla, pero toda la verdad ya está dicha. Él se niega a darle cualquier
explicación a Otelo sobre el porqué se dedicó a destruir su vida, dejándolo sin
nada.
Finalizando,
los caballeros se llevan a Otelo a Venecia para aprisionarlo y darle castigo
por haber matado a Desdémona, su difunta esposa, quedando encargado Cassio de
la situación que acontecería en Chipre. Otelo sin razón alguna para seguir
viviendo, sin querer seguir soportando todo el dolor que le había ocasionado
Yago, decide quitarse la vida.
Como
en un ensalmo, cuya fantasmagoría emponzoña la acción y la convierte en
pesadilla, la realidad se distorsiona y cae a pedazos. El recuerdo de trozos de
lenta tortura en Otelo a los que sólo rara vez podía volver a enfrentarse.
Aquí
están los personajes y sus palabras, desplegados en el claroscuro de sus
tormentos. Son reflejos no de sí mismos, sino de la humanidad toda.
— "El celoso no lo es por un motivo: lo es porque lo es. Son los celos un monstruo engendrado y nacido de sí mismo".