Vincent Willem van Gogh (1853-1890) fue un pintor postimpresionista neerlandés,
esencialmente autodidacta. Una de las leyendas que rodean al atormentado pintor,
refiere una pelea que desató incontrolablemente sus emociones, la mutilación de su oreja y el regalo a una prostituta.
El 21 de febrero de 1888 Van Gogh llega a Arlés, al sur
de Francia. Se instaló primero en una habitación situada en el
Hotel-Restaurante Carrel, por la que pagaba cinco francos diarios; pero esto
sobrepasaba sus posibilidades económicas y, además, el espacio era muy reducido
para tener su taller. Pintaba todo lo que veía y consideró después que ya no necesitaba el arte y estampas
japonesas, como sus primeros cuadros en esta ciudad que fueron típicamente japoneses.
Pintó la naturaleza de los alrededores, los campos de
trigo, los pantanos del delta del Ródano y el canal del sur de Arlés, el cual
reflejó en diversas obras.
Van Gogh, tenía la firme intención de crear un taller de
artistas y para esto alquiló en mayo, la «Casa Amarilla» (llamada así por tener
paredes de ese color) en Place Lamartine, situada al norte de la ciudad de Arlés.
Theo, su hermano, le envió trescientos francos para poder acondicionar y amueblar
modestamente la casa. El único que atendió a su petición del taller, fue Paul
Gauguin.
EL CORTE DEL LÓBULO DE LA OREJA
Con
el paso de las semanas, la convivencia de los dos artistas fue empeorando
debido a sus diferencias personales, acentuadas por el carácter muy
temperamental de ambos.
Pasados
menos de dos meses, la historia dice que la tarde del 23 de diciembre de 1888,
mientras vivía en la ciudad francesa de Arlés, el atribulado Vincent Van Gogh
discutió con su amigo Paul Gauguin y, preso de la ira y el delirio de su
locura, se cortó una oreja y -estando al borde de la muerte por la abundante
hemorragia- la envolvió en un trapo y se la regaló a una prostituta llamada
Rachel, por la que sentía mucho afecto. Esta es la versión más popular del
suceso, la cual se suma a las muchas leyendas que rodean al mítico pintor
holandés. Pero diversas investigaciones han puesto en duda la veracidad de este recuento.
La versión de la mutilación de la oreja de Van
Gogh afirma que el perturbado artista, en un brote de locura, se mutiló el
lóbulo de la oreja izquierda con una navaja de rasurar, tras haber discutido
acaloradamente con Paul Gauguin, aquella noche de diciembre.
Aún
sangrando, Van Gogh envolvió el apéndice en un trapo, caminó hacia un burdel
cercano y se lo regaló a un prostituta, quien se desmayó al descubrirlo. Acto
seguido, el trastornado Vincent fue a su casa, se acostó en su cama -la cual
amaneció llena de sangre- y fue despertado a la mañana siguiente por la
policía, que había sido alertada por la prostituta.
Aunque
por más de un siglo se ha dado por cierta esta sorprendente narración, diversos investigadores la han
puesto en tela de juicio.
Hay historiadores que afirman que Vincent inventó el cuento completo
en el afán de encubrir a su amigo Gauguin, y que la verdad es que éste habría
desprendido el lóbulo del holandés con un golpe de espada, durante una
discusión.
Según
se dice, Van Gogh se habría tornado muy violento cuando Gauguin le comunicó su
decisión de dejarlo para siempre -los artistas vivían juntos y, se presume,
sostenían una relación amorosa-; por lo que el francés se habría defendido y,
en el intento, le habría asestado un golpe de espada, mutilando parte de la
oreja izquierda de Vincent.
Existen
otras versiones, sin embargo. Esa noche de diciembre de 1888, el propio Van
Gogh se habría cortado la oreja, mirándose en el mismo espejo que usaba para
sus famosos autorretratos; y la supuesta prostituta que la recibió 'como
regalo' no sería tal, sino la hija de un granjero que trabajaba como encargada
de la limpieza del ya mencionado burdel.
Además,
también existe un registro de las múltiples enfermedades mentales que aquejaban
a Van Gogh; y se sostiene que Gauguin argumentaba que, en sus delirios, Van Gogh
se creía una especie de mesías o redentor, y que había ofrecido su lóbulo
izquierdo como una especie de sacramento.
Pero
hay quien ha desmentido que su amigo y pintor Paul Gauguin tuviera alguna
relación con el suceso. Y para avivar aún más la polémica, se ha sostenido que la
verdadera razón por la que Van Gogh se cortó la oreja, fue el haberse enterado
de la boda de su hermano Theo, por quien sentía un gran amor.
Se cree
que existe correspondencia de Theo
dirigida hacia su hermano, en la que le informa que se había encontrado con una
mujer de nombre Jo Bonger, quien en el pasado lo había rechazado pero que
recién había aceptado casarse con él. Vincent habría recibido dicha carta, justo ese día. Tras el incidente, Theo pasaría Navidades con su
hermano en el hospital y no con su futura esposa.
Asimismo,
se ha realizado una investigación basada en el análisis de cartas familiares no
publicadas del artista, y se ha revelado que es factible que Van Gogh se cortó la oreja
izquierda el 23 de diciembre de 1888 en Arlés (Francia), enmedio de un brote
psicótico; 12 horas después de recibir una carta de París de su hermano,
anunciándole que se había comprometido. Al saberlo, Van Gogh temió que podía
perder a su compañero más cercano, aunado a la preocupación de que su hermano podía
quitarle el soporte financiero que le había permitido dedicar su vida al arte.
La
nueva teoría narra el período de quince meses que el pintor pasó en Arlés, en
pleno apogeo artístico, donde pintó sus famosas obras "El dormitorio en Arlés" y "Los girasoles", y donde estableció una gran relación con Paul Gauguin.
No obstante, algunas voces desestiman algunas conclusiones, porque se señala que no
hay evidencias para confirmar la teoría; ya que la supuesta carta del hermano de
Van Gogh no se ha conservado y, por lo tanto, no se puede saber su contenido.
Otras suposiciones indican que la noticia pudo influir, pero que la discusión
con Gauguin también fue uno de los factores que causaron el famoso episodio.
Quizá entonces, nunca se conozca la verdadera razón por la que el genial y afligido pintor, decidió atentar contra sí mismo; o tal vez pasen muchos años, antes de que
alguien penetre más cercanamente a los laberintos de su mente y revele el misterio.